A qué niveles habrá llegado la descomposición de la clase política, que un grupo de distinguidos “demócratas” han formalizado algo que se llama “Mexicolectivo”. Hoy todo queda más claro, los políticos no tienen memoria ni pudor. Bailan al son que les toquen. Todo es oportunismo disfrazado de apertura al diálogo. Con la promesa de generar ideas para construir la verdadera democracia, se les olvida que ellos, por cierto ya muy mayores, construyeron hace veinte, treinta o cuarenta años, en los gobiernos a los que sirvieron, el País y la Sociedad que hoy critican.

Si bien el diagnóstico de los problemas del País que señalan es real, no menos cierto es el hecho de que ellos participaron de manera protagónica en la construcción de esta realidad que nos está cobrando la factura a todos desde hace mucho tiempo. Tenemos un pasado ominoso de gobiernos corruptos que laceraron a millones de mexicanos generando, como lo he afirmado varias veces, a una de las sociedades más desiguales del planeta.

Priistas, panistas, perredistas, vigentes o renegados, todos juntos nos anuncian que ante el fracaso de la oposición y el riesgo de perder la actual estructura electoral, se da voz a un grupo de opinión para que de forma colectiva se señalen errores, se hagan propuestas y aunque no lo digan, se forme una gran coalición “plural y tolerante” que haga posibles los propósitos y deseos de estas personalidades. Seguro cargarán sobre sus hombros de manera desinteresada, todo el peso de la República, para salvarla del despeñadero.

Este colectivo hace evidente en base a un diagnóstico del País y su condición actual, que los partidos de oposición han fracasado y su participación en la vida democrática no garantiza la alternancia, vamos ni siquiera un contrapeso a la voluntad presidencial y a la continuidad del régimen. La oposición no será capaz de construir una candidatura presidencial al menos presentable que pueda tener alguna oportunidad; no han podido aprovechar electoralmente un sexenio plagado de errores. 

Prohombres y mujeres de la talla de Josefina Vázquez Mota, Francisco Labastida, Dante Delgado, Ignacio Morales Lechuga, Patricia Mercado, Raúl González, son algunos de los notables que intentan salvar a la patria con un acto heroico que hará posible en México vivir en la normalidad democrática. 

De este grupo de notables se bajó por un comentario mañanero el Ing. Cuauhtémoc Cárdenas, lo que muestra que este Colectivo nació inviable, no solo por los mecanismos de presión del gobierno que se dejaron sentir de inmediato y, por ello, no tardarán en sacar a la luz expedientes que ameriten para varios de ellos y ellas, abandonar la cruzada. 

Nos preguntamos: ¿Por qué estos notables ciudadanos no denunciaron la inseguridad, la violencia la corrupción, la fractura del tejido social que en sus tiempos se incubó y desarrolló? Difícil respuesta, o será que el autoritarismo del que hoy se quejan, no lo veían como la viga en el ojo propio.

Lo que falta no solo a este grupo, sino a todos los actores políticos de hoy, son cuadros jóvenes que se entreguen, que hagan de la política vocación, pasión y profesión, que sepan en verdad leer a la gente, que resuelvan los problemas, no solo los enuncien para que todo siga igual, que si los llaman conservadores o transformadores, actúen como liberales para que la política continue siendo herramienta fundamental de convivencia. 

Este Colectivo y otros que seguro en breve surgirán, seguramente seguirán señalando y denunciando todo lo malo de este gobierno que se dice transformador. Quienes no tenemos nada que ver con los políticos de uno y otro lado, sólo esperamos que estos grupos de redentores terminen con las injusticias eternas en nuestro País. Queremos realidad, no utopía. Es buena la crítica, sin duda, lástima que no venga de personas con la calidad moral y ética para hacerla. Solo en la medida de que la sociedad mexicana se organice, se podrá eliminar el atraso político, económico y social en el que vivimos. Mientras tanto la oposición se sigue tomando selfis. 

Por Carlos Román.

Por Editor

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