1.- El sistema político mexicano tiende a ser un sistema de un solo hombre, del iluminado, del caudillo, del infalible. Lo hemos visto en las décadas en las que el priismo duro era hegemónico, sin límites, hasta hoy en día en que la izquierda mesiánica y antidemocrática, está tomando los mismos viejos caminos del autoritarismo. La izquierda de un solo hombre más pronto que tarde, está demostrando su anacronismo y su agotamiento. Una izquierda con un discurso viejo, envuelta en un lenguaje nacionalista cargado de historia patria, un lenguaje que nos ancla al pasado y no ve hacia adelante, olvida que México forma parte del mundo y los conceptos que propone no tienen futuro. El fomento de la polarización de la sociedad mexicana tal vez tenga como  finalidad instaurar un sistema “democrático” como en Cuba, Venezuela y Nicaragua.

2.- Muchos mexicanos todavía tenemos esperanza de que la Suprema Corte de Justicia de la Nación, continúe siendo el dique para preservar el lastimado estado de derecho que sufrimos; si se pierde, el daño será terrible e irreparable. Los ministros de la Corte siguen en sus debates, en su trabajo argumentativo para decirnos lo que la Constitución dice. Sus resoluciones son estrictamente jurídicas, pero por ello también tienen una importante dosis política, porque al final lo que con ellas se logra es vivir de acuerdo a las reglas que nos hemos dado. Así y gracias al trabajo que inició mi querido amigo Enrique Rodriguez, podemos ver y escuchar de primera mano las sesiones y darnos cuenta de la formación, las posturas y la concepción que del mundo tienen las Ministras y los Ministros. En la Corte se propone, se defienden puntos de vista y posturas legales, al final se vota. Las resoluciones son obligatorias aunque no les gusten a todos. Por lo visto en la Corte la expresión libre de las ideas con una sólida formación jurídica, hace de los debates del Pleno y de las Salas, debates inteligentes y con una buena carga de conocimientos que se aprecian y valoran.

3.-  Imparable, imbatible y fuera de control se encuentra la inseguridad en México.  Las cifras son escalofriantes, terribles, el País se desmorona a tal grado que la violencia, la desaparición de personas y la muerte son noticias a las cuales nunca debimos habernos acostumbrado como lo hemos hecho. He dicho que es ahí donde perdimos la batalla como sociedad y al no exigirle al estado seguridad, desde hace mucho dejamos en manos equivocadas nuestro futuro. Sabemos que el Estado tiene como función principal proporcionar seguridad al individuo, libertad en todas sus expresiones y certeza en los derechos fundamentales de cada persona. Por eso hay un pacto social que mantenemos y ratificamos cada seis años en las urnas para tener seguridad, pero cuando está se pierde, cuando está se vuelve inalcanzable, cuando está queda como un recuerdo lejano de otro México que nada les dice a las nuevas generaciones, nos debemos preguntar si somos un estado fallido: Lo que sigue es la ruptura del tejido social y con ella todo es posible, incluida la idea loca de Mr. Trump,

4.- Por regla general los políticos mexicanos son corruptos. Salvo raras excepciones, la gran mayoría se caracterizan por su deshonestidad, su conducta arbitraria y abusiva, su reiterada forma de mentir y saberse acomodar según sopla el viento, no importa la ideología o los principios. En su afán de acumular riqueza en un breve lapso, cada 6 años nuestros distinguidos representantes populares y funcionarios públicos amasan fortunas y algunas de ellas muy grandes. Así, estos “servidores abnegados de la Patria” de todos los partidos y de todos los colores, aspiran a obtener esas “prestaciones” que producen oleadas de nuevos ricos mediante el uso faccioso de la ley y el poder. Es una forma sin justificación posible de concentrar capital sin producir nada, vamos ni siquiera una idea.  Si para ello fuere necesario cambiar de plataforma política, no importa, según documenta un diario nacional,  en lo que va de este sexenio 35 legisladores han cambiado de partido. Es cultural dicen….

Por Editor

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