Ante un cambio brusco de temperatura, el flujo de la sangre es más lento de lo normal e influye en el funcionamiento y movimiento de los intestinos. La cuarta ola de calor, de las seis pronosticadas, llegará en junio.

México está enfrentando un año particularmente caluroso que ha puesto en riesgo la salud de sus ciudadanos, pues hasta principios de mayo, con la tercera ola de calor, se registraron 215 insolaciones y 48 decesos atribuidos a las altas temperaturas, de las cuales el 86.4% ocurrieron solo esta semana, según datos de la Secretaría de Salud. Estas condiciones de clima extremo, también pueden tener efectos negativos en la salud digestiva debido a que aumentan las enfermedades gastrointestinales, causadas principalmente por bacterias, como E. coli, virus o parásitos como la salmonella, y las amibas.

Cabe recordar que, durante el primer trimestre del año, se registró un nuevo máximo histórico para la Ciudad de México, con 34.2 grados. Ante esta situación, la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) alertó sobre los riesgos de comer en la calle, pues los alimentos preparados en condiciones insalubres incrementan las posibilidades de contraer Enfermedades de Transmisión Alimentaria (ETA), como el cólera, fiebre tifoidea, gastroenteritis, entre otros, que provocan síntomas como diarrea, cólicos estomacales, náuseas, vómito y escalofríos.

Ahora, ante el pronóstico del Servicio Meteorológico Nacional (SMN) sobre la cuarta ola que llegará en junio, de las seis ondas que la Comisión Nacional del Agua (Conagua) prevé que habrá en 2024, se debe tener presente que tomar líquidos de manera frecuente, no es la única manera de cuidarnos de los diferentes riesgos que llegan con las altas temperaturas. Motivo por el cual, el Maestro en Nutrición Clínica, Marcos Alvarado Cuevas, brinda algunas recomendaciones para mantener la salud digestiva y tomar medidas preventivas durante estos periodos de calor extremo.

“El aparato digestivo regularmente tiene alrededor de 37 grados, igual que nuestro cuerpo, pero cuando surge un cambio brusco de temperatura, el flujo de la sangre es más lento de lo normal y ocasiona que a los intestinos les llegue sangre de forma lenta, que influye en su funcionamiento y movimiento”, detalla el nutriólogo.

  • Come alimentos o bebidas calientes, tibias o al tiempo:  Puede parecer ilógico, pero se debe tratar de incluir sopas con verduras que contengan fibra dietética para favorecer el movimiento de los intestinos. Además, las especias

como la canela, jengibre y chile, no solo incrementan la sensación de calor interno, sino que también derivarán en mejoras del apetito y en una digestión, esto debido a sus propiedades termogénicas, que estimulan el metabolismo y contribuyen a un funcionamiento digestivo óptimo.

  • Usa vestimenta apropiada: Mantenerse cubierto, especialmente en el abdomen y la espalda es importante, incluso al dormir, ya que enfriar el cuerpo de manera puede ralentizar el flujo sanguíneo, afectando el proceso digestivo. Además, los cambios bruscos de temperatura pueden causar estrés en el organismo, lo que aumenta el riesgo de problemas como el estreñimiento e indigestión.
  • Modera el aire acondicionado: Evitar el uso excesivo del aire acondicionado será de ayuda para evitar problemas pulmonares, como resfriados o tos. Además, hace que la sensación de sed se reduzca, por lo que, si no ingerimos líquidos de manera constante, podríamos presentar deshidratación. Es importante beber abundante agua incluso en lugares climatizados.
  • Consume probióticos: Estos microrganismos ayudan a regular el movimiento de los intestinos y a tener una microbiota intestinal saludable, lo cual fortalece el sistema inmunológico. Por lo que los probióticos, como el Lactobacillus casei Shirota, funcionarán para combatir las infecciones gastrointestinales, vital en épocas de calor.
  • Limita el consumo de helados: En lugar de helados, opta por frutas frescas o secas como snacks, será más beneficioso para la digestión ya que no solo son refrescantes, sino que también aportan fibra, nutrientes y mantienen el cuerpo hidratado.
  • Cuida tus alimentos: Es fundamental mantener prácticas adecuadas de manipulación y almacenamiento de alimentos, como comprar solo lo que se va a consumir a corto plazo, refrigerarlos correctamente y evitar exponerlos de manera prolongada a altas temperaturas, pues los agentes dañinos se reproducen rápidamente en el calor.

Así que, mantenerse bien hidratado, cuidar la dieta al evitar comer en la calle, lavarse frecuentemente las manos, así como desinfectar frutas y verduras, son medidas necesarias para reducir el riesgo de ETA, principalmente durante las temperaturas extremas. Lo primordial es protegernos para prevenir enfermedades gastrointestinales y golpes de calor.

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