A finales del siglo pasado, en la década de los 90, algunos científicos de la NASA, descubrieron un gigantesco cráter nombrado Chicxulub, ubicado en la península de Yucatán, que fue producto de una colisión de un enorme asteroide de más de 14 km de longitud que se estrelló hace 66 millones de años, en esa parte de lo que hoy es México, generando un evento ligado a la extinción (ELE), que terminó con la vida de los dinosaurios que dominaban a todos los seres vivos de esa época y al 76 por ciento de las especies que poblaban nuestro mundo.

En la actualidad, año 2023 DC, acaba de ocurrir otro evento ligado a la extinción, un cataclismo llamado Delfina, impactó el cuatro de junio pasado en el Estado de México y está por extinguir para siempre lo que quedaba del mundo jurásico que aun habita en la política mexicana. El sistema de partidos en México, que nació en 1988, está llegando a su fin tal como lo conocemos, por no haber podido entender a los electores que los hicieron posibles y que siempre les demandaron menos corrupción y más representación. El partido más longevo del mundo, que supo adaptarse y aplaudir a rabiar a todos los presidentes que surgieron de sus filas, que cambió de ideología y de discurso como de calzones, que fue escuela de saqueo generalizado del presupuesto y de  los recursos públicos del País, esta agonizante por el impacto de Delfina y entró ya en una etapa terminal. Por supuesto que ese partido político es el PRI y sus escamosos dinosaurios.

La coalición de partidos  que hoy tenemos, no es alternativa viable que pueda estructurar ideas y propuestas para competir el año próximo. Más difícil se ve que puedan designar a un buen candidato. No son un  obstáculo que cambie lo que parece invencible: seguirá otros seis años la 4 T. Pocas cosas tan desprestigiadas como el PRI el PAN y el PRD.  Entiendo la antipatía hacia ellos, pero no puedo unirme al festejo, porque este resultado terminará con el pluralismo que ha sido sustituido por una nueva versión del PRI, más autoritaria. Morena ha borrado del mapa a la oposición. Morena ha recibido como el Arca de Noe de la ignominia, a los representantes de la fauna más nociva del otrora partidazo.

El deceso del PRI deja muerta la alternativa de una victoria electoral de la alianza. La debacle va más allá del 2024: es definitiva, es total. El PRI será borrado muy pronto de la vida política, le quedan unos cuantos meses. Pero lo más lamentable es que ante la tragedia, la oposición sigue engañando a muchos, con el argumento de que empataron el cuatro de junio. Por eso el Presidente canta, está feliz, feliz. La Alianza ha causado un severo daño a la vida democrática de México. Ha sido una Alianza contra natura. Hace seis años, la candidatura de Ricardo Anaya fue terriblemente costosa para el PAN. Hoy de seguir con sus dirigentes, cavaría al igual que el PRI su tumba. La misma medicina que el PRI le dio a Anaya como candidato, se la repetirá el oficialismo  al que sea. Total para eso si sirve bien la primera fiscalía autónoma, que por cierto como dicen: nació podrida.

Después de Delfina, habrá que empezar a pensar al País sin los partidos de oposición como los conocemos. Solo queda la sociedad civil, los ciudadanos, para contener a este meteorito que amenaza acabar con todo. Ojalá después del cataclismo resurja una mejor vida democrática para el País, con menos incoherencias y sin los políticos de siempre, que como sobrevivientes, han hecho lo indecible para estar cobijados el día de hoy en Morena.

“No se hagan bolas”, decía el clásico. Sabemos desde hace mucho que “Es Claudia”, porque el dedazo se presentó de forma paulatina en los últimos dos años. Pero Claudia no es AMLO. Les digo que cuando sea presidenta tendrá que cambiar, de no hacerlo, con ella será el fin del Obradorato.

Por Carlos Román.

Por Editor

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