En un reciente comunicado, Engie confirmó lo que muchos temían: la explosión en la colonia Miramapolis, Ciudad Madero, fue provocada por daños en su red de distribución de gas natural. Este incidente, ocurrido el 10 de octubre, dejó a varias familias afectadas y causó graves daños tanto a propiedades como a la salud de los involucrados. Sin embargo, a pesar de expresar su pesar y prometer una investigación exhaustiva, la empresa no ha presentado resultados concretos, lo que genera creciente preocupación entre la población.

Uno de los casos más impactantes es el de Thalia N., quien sufrió graves quemaduras a causa de una explosión en su departamento hace un año. Hasta la fecha, Engie no ha asumido su responsabilidad, lo que ha provocado críticas y desconfianza en su gestión. La falta de mantenimiento en las instalaciones, que ya habían presentado fugas, pone en duda la efectividad de las medidas preventivas de la compañía y la seguridad que asegura ofrecer. No obstante, las autoridades siguen sin tomar medidas contundentes contra esta empresa francesa.

Mientras Engie enfrenta esta grave situación en Tamaulipas, la compañía también se encuentra envuelta en controversias por otro proyecto en Yucatán. Actualmente, promueve la expansión de su red de gas natural para uso residencial en la colonia San Damián. Sin embargo, detrás de este proyecto aparentemente ambicioso, se ocultan intereses industriales, incluyendo beneficios para grandes compañías, como una conocida galletera. Esto ha generado preocupación entre los vecinos, quienes han solicitado amparos para detener la construcción. A pesar de esto, algunos residentes aseguran que la empresa realiza reparaciones en secreto, lo que los obliga a organizar guardias, convencidos de que el ducto representa más riesgos que beneficios, como ocurrió en Tamaulipas.

Ampliación Energía Mayakan: Un riesgo latente para Yucatán

En el sureste, Engie también está construyendo el gasoducto Ampliación Energía Mayakan, otro proyecto que ha generado gran controversia entre las comunidades de la Península de Yucatán, principalmente por los riesgos que representa para la seguridad. Este gasoducto, destinado a aumentar la capacidad de transporte de gas natural, ha sido duramente criticado por habitantes y organizaciones locales, quienes lo consideran una “bomba de tiempo”. A pesar de que las autoridades, junto con Engie y CFE, aseguran que la expansión traerá beneficios en términos de energía y empleo, muchos residentes ven en el proyecto un peligro inminente.

El gasoducto atravesará varias zonas pobladas, y los críticos advierten que una falla en la infraestructura podría desatar un desastre que pondría en riesgo la vida de miles de personas. Además, no se ha realizado una consulta pública efectiva para involucrar a las comunidades afectadas, lo que ha incrementado el descontento. La falta de un diálogo abierto y transparente sobre los verdaderos intereses de Engie ha erosionado la confianza pública, ya que la empresa sigue adelante con sus megaproyectos, priorizando sus intereses corporativos sobre la seguridad comunitaria.

Mientras tanto, Felisa Ros, Country Manager, y Ana Ludlow, Vicepresidenta de Asuntos Corporativos y Sustentabilidad de Engie, continúan participando en foros y conferencias como si nada hubiera sucedido. Sin embargo, no han ofrecido explicaciones claras sobre lo ocurrido en Tamaulipas. ¿Dónde está su empatía y responsabilidad hacia las víctimas? ¿Han considerado el impacto que este incidente ha tenido en la vida de las personas afectadas, sus familias, el costo económico?.

La situación plantea serias dudas sobre la transparencia y las verdaderas prioridades de Engie en sus proyectos en México. Mientras tanto, las comunidades afectadas siguen esperando respuestas claras y acciones que realmente garanticen su seguridad, exigiendo que la empresa asuma su responsabilidad por lo ocurrido ¿cuántas explosiones más donde personas salgan heridas para que Engie se haga responsable?.

#justiciaparaThalia

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