En México, la electromovilidad ha comenzado a ganar terreno con el impulso de políticas públicas, avances tecnológicos y la creciente conciencia sobre la necesidad de reducir las emisiones de gases de efecto invernadero. Según datos de la Asociación Mexicana de la Industria Automotriz (AMIA), la venta de vehículos eléctricos e híbridos ha experimentado un crecimiento constante en los últimos años, aunque todavía representa un porcentaje modesto del total del mercado automotriz.
América Latina, por su parte, muestra un panorama diverso. Países como Chile, Colombia y Costa Rica han liderado la adopción de tecnologías limpias en transporte público, especialmente a través de la implementación de flotas de autobuses eléctricos en ciudades como Santiago y Bogotá. Estas iniciativas no solo buscan reducir la contaminación, sino también mejorar la calidad de vida en las ciudades, donde la contaminación del aire es un problema creciente.
Sin embargo, la región aún enfrenta barreras significativas, como la falta de infraestructura de carga, costos iniciales elevados y el acceso limitado a tecnologías avanzadas. La superación de estos desafíos requiere un enfoque integral que combine políticas públicas, incentivos fiscales, inversión privada y cooperación internacional.
Avances y desafíos en México
Iniciativas clave en el país
México ha comenzado a implementar diversas estrategias para impulsar la electromovilidad, entre las que destacan:
- Incentivos fiscales: Exención del impuesto ISAN y tenencia vehicular para vehículos eléctricos en algunos estados, lo que busca fomentar la adquisición de estas tecnologías.
- Desarrollo de infraestructura: La Comisión Federal de Electricidad (CFE) trabaja en la ampliación de estaciones de carga, aunque la cobertura sigue siendo limitada.
- Transporte público eléctrico: Proyectos como el metrobús eléctrico en la Ciudad de México y el tren eléctrico en Guadalajara marcan pasos importantes hacia una movilidad más sostenible.
Obstáculos a superar
A pesar de los avances, México enfrenta importantes desafíos:
- Acceso limitado a infraestructura de carga: Actualmente, las estaciones de carga no cubren suficientemente las rutas interurbanas ni las zonas rurales.
- Altos costos iniciales: Los precios de los vehículos eléctricos son todavía prohibitivos para muchos consumidores, lo que limita su adopción masiva.
- Dependencia energética: Aunque los vehículos eléctricos son más limpios en operación, la generación de electricidad en México todavía depende en gran medida de combustibles fósiles, lo que reduce el impacto ambiental positivo de la electromovilidad.
Oportunidades para América Latina
A pesar de los desafíos, América Latina tiene una oportunidad única para liderar la transición hacia la movilidad sustentable. La región cuenta con importantes reservas de litio, un recurso clave para la fabricación de baterías de vehículos eléctricos. México, Bolivia, Chile y Argentina conforman el “triángulo del litio”, una posición estratégica que podría impulsar el desarrollo de una industria regional de electromovilidad.
Además, la creciente inversión de empresas automotrices globales en la región, junto con el apoyo de organismos internacionales como el Banco Interamericano de Desarrollo (BID), ha comenzado a generar un ecosistema más favorable para la innovación en transporte limpio.
La electromovilidad representa una oportunidad única para transformar los sistemas de transporte en México y América Latina, contribuyendo a la reducción de emisiones contaminantes y a la construcción de ciudades más sostenibles. Si bien los desafíos son significativos, el avance de iniciativas locales, el interés de la industria y la creciente presión por cumplir objetivos climáticos globales hacen evidente que la movilidad sustentable no es solo una necesidad, sino una realidad cada vez más cercana.