Cuando pensamos en megaconstrucciones, la mente nos lleva casi automáticamente a China, un país que nos ha impresionado con obras titánicas y proyectos que desafían los límites de la ingeniería. Sin embargo, Europa no se queda atrás y, de a poquito, también está demostrando su músculo en este campo. Prueba de ello es el impresionante túnel de Base del Brennero, un proyecto que lleva gestándose por más de 20 años y que ahora, por fin, está rindiendo frutos. Esta megaobra no solo promete ser el túnel ferroviario más largo del mundo, sino que también representa un gran paso hacia un futuro más verde y conectado para el continente.
El camino hacia esta hazaña ha sido largo y lleno de retos. Aunque la construcción del túnel de Base del Brennero inició oficialmente en 2007, las excavaciones no comenzaron hasta 2015. Forma parte del vital corredor europeo Escandinavia-Mediterráneo (SCAN-MED), conectando directamente Múnich y Verona. ¿El objetivo? Superar el imponente obstáculo natural de los Alpes, facilitando la comunicación entre países y mejorando la red comercial y de pasajeros en Europa. Esto es crucial en nuestra era, donde los trenes se están convirtiendo en la alternativa estrella para reducir la dependencia del avión, empujando con fuerza la descarbonización. Además de una conexión más ágil entre Alemania e Italia, se espera que gran parte del tráfico de mercancías alpinas se traslade de las carreteras al ferrocarril, lo que significa menos congestiones, menos emisiones de CO₂ y una logística mucho más fluida entre el norte y el sur de Europa.
Las características de este túnel son verdaderamente asombrosas. Con una longitud total de 64 kilómetros, está diseñado para ser el túnel ferroviario más largo del mundo una vez que esté operativo. El tramo principal, que une Fortezza en Italia con Innsbruck en Austria, tendrá unos 55 kilómetros y consistirá en dos túneles paralelos, cada uno con una sola vía. Estarán interconectados cada 333 metros por túneles de servicio, pensados para evacuaciones rápidas. Un detalle bastante singular es que será un túnel “plano”, casi todo su recorrido a unos 794 metros sobre el nivel del mar. ¿Por qué es importante esto? Pues para que los trenes operen con menor consumo de energía, algo que actualmente es un desafío en otros tramos alpinos donde las pendientes exigen varias locomotoras. Este túnel podrá manejar trenes de mercancías de hasta 3,000 toneladas y trenes de pasajeros a una velocidad de hasta 250 km/h, una mejora drástica si consideramos los 50 km/h actuales debido al terreno. Y como si perforar la montaña no fuera suficiente, se aprovechará para algo más: doce metros por debajo de las galerías principales, se está construyendo un túnel exploratorio de cinco metros de diámetro y casi 56 kilómetros. Este canal será clave para investigaciones geológicas y para facilitar el drenaje de aguas subterráneas.
Desde su concepción, el proyecto ha enfrentado numerosos desafíos. Originalmente, se esperaba que estuviera listo para 2025, pero los Alpes son una zona compleja, con fallas geológicas y abundante agua subterránea, lo que ha forzado a replantear métodos de excavación y soluciones en varias ocasiones. Los procesos administrativos, al ser una obra binacional entre Austria e Italia, también generaron retrasos, y la pandemia de COVID-19 sumó una pausa inesperada. Todo esto disparó el presupuesto inicial de 6,000 millones de euros a casi 8,400 millones. Pero hay buenas noticias: utilizando tuneladoras de última generación, como ‘Flavia’, que excavan y revisten al mismo tiempo, el pasado 18 de septiembre se logró la conexión subterránea entre las tuneladoras italianas y austriacas, un verdadero hito. Aún queda trabajo por hacer, como el recubrimiento final, el despliegue de la infraestructura ferroviaria y la instalación de equipamiento técnico, sistemas de ventilación y señalización. La meta está fijada en 2032 para la finalización y puesta en marcha del túnel.
Este ambicioso proyecto es un claro ejemplo de la perseverancia humana y la capacidad para superar barreras naturales en busca de un progreso sostenible. Con el túnel de Base del Brennero, Europa no solo construye la conexión ferroviaria más larga del mundo, sino que también pavimenta el camino hacia un transporte más eficiente, ecológico y seguro. Es fascinante ver cómo la ingeniería, a pesar de los obstáculos, sigue empujando los límites de lo posible, conectando culturas y salvaguardando nuestro planeta. ¡Un logro que, sin duda, dejará huella en la historia!