En el mundo del entretenimiento en vivo, existe una problemática que ha salido a la luz y que ha generado gran revuelo. Esta problemática involucra a Ticketmaster, una de las compañías más predominantes en la venta de boletos, que ha sido acusada por la Comisión Federal de Comercio (FTC) de colaborar implícitamente con revendedores para elevar los precios de las entradas en el mercado secundario.

La FTC, en su demanda contra Ticketmaster y Live Nation, señala que estas empresas han estado ignorando las acciones de los revendedores, permitiéndoles inflar los precios y obtener ganancias excesivas. En vez de proteger a los compradores, Ticketmaster supuestamente ofrecía soporte tecnológico a estos revendedores “brokers” para superar los límites de compra de boletos, límites que más bien aplicaban a los clientes genuinos. Este comportamiento no solo ha costado a los consumidores miles de millones en precios y tarifas inflados, sino que también ha frustrado a artistas que buscan mantener precios accesibles para sus fans.

Según la investigación, solo cinco de los mayores revendedores controlaban miles de cuentas falsas o compradas en Ticketmaster, comprando cientos de miles de boletos de eventos y dejando a los verdaderos fanáticos sin una oportunidad justa de adquirir boletos a precio razonable. Incluso, de 2020 a 2024, un solo revendedor manejó más de 13,000 cuentas para evadir estos límites, lo que demuestra la magnitud del problema.

En las comunicaciones internas, se reveló que Ticketmaster decidió no intervenir en estas actividades por miedo a perder ingresos. De hecho, llegaron a reducir las tarifas para los revendedores de alto volumen, incentivándolos a usar su plataforma para reventa. Esta posición dominante en el mercado le ha permitido a Ticketmaster cobrar tarifas en el momento de la compra inicial y nuevamente en la reventa, generando ganancias masivas. Entre 2019 y 2024, la compañía recaudó más de 11 mil millones de dólares en tarifas, con casi 4 mil millones provenientes solo de las tarifas de reventa.

Este caso nos invita a reflexionar sobre la accesibilidad del entretenimiento en vivo y la necesidad de mantener la equidad en las ventas de boletos. Como afirmó Andrew Ferguson, comisionado de la FTC, el entretenimiento en vivo debería ser accesible para todos, sin que asistir a un evento signifique gastar una fortuna. Es crucial que se implementen medidas que protejan al consumidor y aseguren que los boletos sean adquiridos por verdaderos fans y a precios justos.

Por Editor