En México el ejercicio del periodismo es una actividad extrema: de alto riesgo. El número de periodistas asesinados crece, se acumula y seguirá así hasta que el Estado haga su trabajo fundamental y ponga un alto a la impunidad. Hacer periodismo en México es como ser corresponsal de guerra, aunque digan que hoy todo es paz y felicidad, pero las cifras de muertos, desplazados y desaparecidos hacen palidecer a los conflictos armados que se viven en el mundo. Ucrania y Siria no son menos seguros en comparación con Michoacán, Sonora o Zacatecas, por citar solo algunos.

La muerte de un periodista describe mejor que mil palabras o cien imágenes nuestra realidad, nuestra miseria como sociedad y como estado. 

Los periodistas enfrentan la violencia con sus armas, que son las palabras que transmiten; palabras y voces que informan de cosas que molestan a las mafias o a los políticos, que parecen ser lo mismo, aunque duela. 

¿Cuándo se pondrá un remedio para que esta violencia pare? ¿Será utópico  exigir un gobierno cuya identidad no sea la corrupción y la apuesta de los gobernantes al olvido de la gente?

El trabajo del periodista es muchas veces investigar donde sabe que no debería meterse, donde no se perdona invadir espacios ajenos llenos de podredumbre, de maldad y a pesar de eso, el periodista indaga, informa, divulga, aunque en ello le vaya la vida.

Hoy en día somos testigos de cómo la investigación, la opinión y la crítica contra el Gobierno y particularmente contra el Presidente de la República, se permite.  Sin embargo, aquellos que en verdad pasan el límite saben que los riesgos que corren son enormes, pero con valor anteponen sus convicciones, su profesión y su compromiso con la información arriesgándolo todo. 

Yo escribo porque me gusta tratar de expresar mis ideas aunque a veces no las transmito adecuadamente por mi mala gramática, pero es un acto por el cual ejerzo uno de los derechos fundamentales que tenemos: la libertad de expresión, sin duda una de las libertades fundamentales del hombre, que espero se respete  porque si se pierde, seguro que los costos por pagar como país serán enormes. Se acaban de dar a conocer actos que sin duda son una muy mala noticia para los que informan, porque ahora a esa libertad de expresión el representante social de la república le llama extorción criminal mediática.

La prensa y con ella el periodismo han jugado un papel fundamental en la evolución política, económica y social del mundo. En las grandes tragedias y en los grandes logros de la humanidad, el periodismo siempre ha tenido un lugar preponderante, inherente a la posibilidad de construir a la democracia, como un sistema de contrapesos en donde el acceso a la información es fundamental hoy en día.

La actividad del periodista siempre está enfocada a trascender y dejar huella, incluso acosta de su vida. Vaya pues mi reconocimiento, admiración y gratitud a todos aquellos que hacen posible la noble labor de informar, porque su trabajo  nos permite enriquecer nuestra conciencia y defender nuestras libertades, aunque a muchos no les guste.

Transitorio.- Se ha ofendido a un adulto mayor, ya muy mayor, que ha sido la encarnación de la pluralidad política de México, llamándolo “corriente y vulgar” por haber criticado los apapachos a las mafias. En este México bipolar también se ha defendido y apoyado a otro octogenario que con un gran poder, ha puesto de rodillas al estado de derecho en México. Vaya cosas que nos ha tocado ver y son para no creer.

Por Carlos Román.

Por Editor

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