En un movimiento que redefine las reglas del juego tecnológico global, la empresa holandesa ASML ha invertido 1.300 millones de euros en Mistral AI, consolidándose como su principal accionista. Esta alianza va mucho más allá de una simple transacción financiera: representa el plan B de Europa para dominar la fabricación mundial de semiconductores sin necesidad de producir un solo chip. Mientras Estados Unidos diseña los procesadores y Asia los manufactura, el Viejo Continente busca controlar las herramientas y procesos que hacen posible toda la cadena de producción.

ASML ya posee el monopolio absoluto de las máquinas de litografía ultravioleta extrema (EUV), las únicas capaces de fabricar chips de menos de 7 nanómetros. Sin sus equipos que cuestan 180 millones de dólares, gigantes como TSMC, Samsung e Intel simplemente no podrían producir semiconductores avanzados. Ahora, la compañía holandesa quiere extender su dominio al software que optimiza estas máquinas. Los procesos de fotolitografía generan petabytes de datos diariamente, y la inteligencia artificial de Mistral podría convertirse en el cerebro que maximice su eficiencia. Esta jugada resuelve el trilema tecnológico actual y posiciona a Europa en el centro del ecosistema de chips, aunque sea desde un ángulo diferente.

El contexto global hace esta alianza aún más estratégica. TSMC ya utiliza IA de NVIDIA para optimizar sus plantas, mientras China desarrolla sus propios sistemas autónomos. Si ASML no actuaba, sus clientes asiáticos eventualmente optimizarían las máquinas sin su participación, convirtiendo su tecnología en una commodity. Con Mistral, cada actualización de software se convierte en una razón para mantener el monopolio técnico. Lo más valioso: tendrían acceso a los datos de fabricación más críticos del mundo. Sin embargo, la operación no está exenta de riesgos. Mistral necesita chips de NVIDIA para entrenar sus modelos, creando una ironía donde usan tecnología americana para controlar la fabricación global. Además, China podría acelerar sus esfuerzos de independencia tecnológica si percibe esta alianza como hostil.

Esta alianza reconoce una realidad incómoda pero pragmática: Europa ha perdido la batalla de la fabricación directa de chips, pero puede ganar la guerra del control de procesos. Es como no saber cocinar pero ser dueño de todos los hornos y recetas del mundo. Entre 2025 y 2027 veremos la integración de modelos de Mistral en el software de ASML, y para 2030, Europa podría establecer un duopolio que controle cómo se fabrican todos los chips avanzados del planeta. Esta historia no trata sobre chatbots o IA generativa, sino sobre usar la inteligencia artificial como caballo de Troya para insertar dependencia europea en el proceso más crítico de la economía digital. ASML ya demostró que se puede dominar una industria controlando un punto clave; ahora quiere controlar dos: el hardware y el software que lo optimiza.

Por Editor