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La generación Z enfrenta un panorama económico que desafía los estereotipos sobre su capacidad de ahorro. Lejos de ser poco previsores, los jóvenes se ven obligados a tomar decisiones extremas para cubrir sus necesidades básicas, como saltarse comidas o retrasar visitas médicas. Esta realidad, documentada en estudios recientes en Estados Unidos, encuentra ecos preocupantes en España y otros países, donde el alto costo de la vivienda y la vida complica la estabilidad financiera de quienes inician su vida adulta.

Investigaciones como el estudio Payroll Integrations 2025 Employee Financial Wellness revelan que casi la mitad de la generación Z en EE. UU. ha recurrido a sus ahorros para la jubilación, no para lujos, sino para pagar deudas o emergencias. Comparado con generaciones anteriores, este porcentaje es significativamente mayor: solo el 6% de los millennials, el 17% de la generación X y ningún baby boomer ha tomado medidas similares. La situación se agrava con encuestas independientes, como la de Redfin, que muestran cómo muchos jóvenes posponen atención médica o venden pertenencias para pagar el alquiler, priorizando la supervivencia inmediata sobre la planificación a largo plazo.

En España, aunque el contexto de seguridad social difiere, los desafíos son paralelos. Los precios de la vivienda, tanto en alquiler como en compra, han experimentado subidas drásticas, mientras los ingresos no crecen al mismo ritmo. Informes de Zillow indican que en EE. UU. los compradores necesitan ganar un 80% más que en 2020, mientras los ingresos medios solo aumentaron un 23%. Esta brecha se replica en Europa, donde muchos jóvenes prolongan su estancia en el hogar familiar o asumen trabajos adicionales para hacer frente a los gastos. Expertos señalan que el problema no radica en la comprensión financiera de la generación Z, sino en la presión económica que limita sus opciones.

Estos hallazgos invitan a reflexionar sobre la necesidad de políticas y apoyos que faciliten la transición a la vida adulta en un escenario económico cambiante. La generación Z no elige entre ahorrar o gastar, sino entre sobrevivir hoy o planificar para mañana, una disyuntiva que define su presente y moldea su futuro.

Por Editor