Imagina un barco que se alimenta de la misma fuerza que lo impulsa: el viento y el mar. Eso es precisamente lo que ha creado Juan Francisco Sarmiento Medina, un ingeniero canario de 33 años que está revolucionando el mundo de la náutica con su invento llamado E-MAST. Este mástil inteligente no solo sostiene las velas, sino que convierte el movimiento del barco en electricidad limpia, prometiendo reducir drásticamente el uso de diésel en embarcaciones de todo tipo. En un momento donde la sostenibilidad marina es más crucial que nunca, esta innovación llega como un soplo de aire fresco—literalmente.
El E-MAST funciona aprovechando tres fuentes de energía natural: el viento, las olas y las vibraciones del casco del barco. Utiliza un principio similar al de los aerogeneradores sin aspas Vortex Bladeless, donde un imán y una bobina transforman las vibraciones estructurales en corriente eléctrica. Pero va más allá: incluye un rotor interno que canaliza el aire para generar fuerza adicional y libera microburbujas bajo el casco, lo que reduce la fricción con el agua, aumenta la eficiencia y hasta oxigena el entorno marino. Lo mejor de todo es que el sistema funciona siempre que haya movimiento, ya sea con el barco navegando, amarrado o fondeado, proporcionando una fuente constante de energía sin depender de motores auxiliares contaminantes.
Aunque inicialmente diseñado para veleros, el E-MAST tiene aplicaciones que van desde la navegación recreativa hasta la investigación científica y la defensa. Su creador ha dividido la patente en aplicaciones independientes, lo que permite adaptarlo a buques mercantes, drones oceánicos de largo alcance e incluso embarcaciones de seguridad nacional, donde su propulsión silenciosa y sin estelas visibles es una ventaja estratégica. El proyecto ya cuenta con patente aprobada en España y busca financiación para pruebas en mar abierto, con conversaciones avanzadas con astilleros en Francia y Países Bajos. En un mundo donde el transporte marítimo contribuye con alrededor del 3% de las emisiones globales de CO₂, inventos como este no son solo innovadores, sino necesarios.
El E-MAST representa un paso significativo hacia la autosuficiencia energética en el mar, similar a cómo los coches eléctricos están transformando el transporte terrestre, pero con la ventaja de que los barcos pueden generar su propia energía de manera continua y sostenible. Es un recordatorio de que las soluciones a nuestros desafíos ambientales a menudo se encuentran en la naturaleza misma, esperando a que mentes creativas como la de Sarmiento las descubran y aprovechen para un futuro más limpio y responsable.