Imagínate que un día recibes una visita de otro sistema solar. No viene en nave espacial, sino como un cometa, y se porta de una manera que los científicos no esperaban. Justo eso está pasando con 3I/Atlas, un cometa interestelar que nos tiene a todos con la boca abierta. Resulta que este viajero cósmico está liberando agua de una forma muy peculiar, desafiando todo lo que creíamos saber sobre estos cuerpos celestes.
Hace poco, un equipo de investigadores de la Universidad de Auburn, con la ayuda del observatorio Neil Gehrels Swift de la NASA, hizo un descubrimiento que está poniendo de cabeza a la comunidad científica: 3I/Atlas está emitiendo hidroxilo (OH), una señal inconfundible de agua. Detectar estas trazas no fue tarea fácil, ya que la atmósfera terrestre bloquea esta longitud de onda. Pero gracias a la vista privilegiada del telescopio espacial Swift, que opera sin interferencias y con una resolución increíble, pudieron confirmar la presencia de este vital componente. Encontrar agua en un cometa de ‘afuera’ es un mega hallazgo porque nos permite compararlo con nuestros cometas locales. Es como tener una receta de cocina de otro universo; nos da pistas para entender cómo se forman los cometas en sistemas estelares lejanos y, de paso, nos confirma que los ingredientes básicos para la vida están por todos lados.
Pero lo más curioso de todo es cómo 3I/Atlas está soltando esta agua. Los datos revelaron que ya estaba haciendo esto a una distancia del Sol más de tres veces mayor que la de la Tierra. ¡Imagínate! A esa lejanía, las temperaturas no suelen ser lo suficientemente altas como para que el hielo de los cometas se evapore tan rápido. Sin embargo, 3I/Atlas estaba perdiendo agua a un ritmo brutal: ¡unos 40 kilos por segundo! Los científicos lo compararon con una ‘boca de incendios a toda potencia’. Esto sugiere que su estructura es más compleja que la de nuestros cometas solares. Una de las teorías es que tiene pequeños fragmentos de hielo que se desprenden de su núcleo y se vaporizan con el calor del Sol, creando una nube gaseosa alrededor. Esta forma de liberar agua solo se había visto en un puñado de cometas súper lejanos y nos podría contar una historia única sobre el origen de 3I/Atlas. Como dice Dennis Bodewits, uno de los físicos participantes, “cuando encontramos agua en un cometa, es como leer una nota de otro sistema planetario”.
Cada cometa interestelar que nos visita parece traer consigo una sorpresa. ‘Oumuamua era seco, Borisov estaba lleno de monóxido de carbono, y ahora Atlas nos muestra agua a una distancia inesperada’, comenta Zexi Xing, coautor del descubrimiento. Estos viajeros cósmicos no solo son fenómenos fascinantes, sino que están reescribiendo los libros sobre cómo se forman los planetas y los cometas alrededor de otras estrellas. Nos demuestran que el universo es mucho más variado y sorprendente de lo que imaginábamos. ¿Qué otras sorpresas nos esperan de los próximos visitantes?

