cinnamon sticks

La canela, esa fragancia dulce que acompaña nuestras recetas favoritas, está bajo el microscopio en Europa, y no es precisamente por sus cualidades culinarias. Un reciente estudio ha desvelado que dos tercios de la canela comercializada en el continente enfrentan serios problemas, desde fraudes hasta preocupantes niveles de contaminantes. Este hallazgo no es solo un golpe para los amantes de esta especia, sino que también plantea preguntas cruciales sobre nuestras prácticas de importación y control de calidad.

Hace apenas un año, la Comisión Europea lanzó una investigación profunda sobre las especias más populares del mercado. Lo que encontraron fue alarmante: una gran cantidad de especias, como el comino, la cúrcuma y el pimentón, estaban siendo adulteradas. En el centro de este escándalo, la canela destaca como la quinta especia más importada. En una revisión exhaustiva de muestras, más del 66% mostraron problemas significativos. Estas irregularidades varían desde violaciones a las normas de calidad hasta infractions de las leyes de seguridad alimentaria.

La situación parece más preocupante cuando descubrimos que algunas muestras contienen niveles alarmantes de plomo y cumarina, una sustancia que, aunque natural, puede ser tóxica para el hígado. Además, casi el 9% de las etiquetas de canela de Ceilán han sido reemplazadas por su contraparte más barata y de menor calidad, la canela de Cassia. Este intercambio no solo engaña al consumidor, sino que también introduce mayores cantidades de cumarina en los productos.

A pesar de la gravedad del problema, la Comisión Europea admite que, con los métodos actuales, es muy poco lo que se puede hacer de manera efectiva. La diversidad de las irregularidades encontradas sugiere la necesidad de desarrollar y estandarizar nuevas técnicas analíticas. Esto no solo exige atención por parte de los gobiernos, sino también cooperación de laboratorios y fabricantes. Es esencial crear un marco de control más sólido que garantice la calidad de lo que llega a nuestras mesas diariamente.

La historia de la canela adulterada nos recuerda la importancia de una vigilancia constante en la cadena de suministros. No solo está en juego la salud de los consumidores, sino también la confianza en los productos que adquirimos y consumimos. Al final del día, todos los actores, desde los consumidores hasta los legisladores, debemos estar alertas y exigir transparencia en las prácticas comerciales del mercado.

Por Editor