¿Recuerdas la perspectiva cenital de los primeros juegos de GTA? Esa vista desde arriba que nos hacía sentir como dioses del caos urbano. Pues resulta que detrás de esa aparente simple técnica de juego, Rockstar Games escondía una sátira social tan audaz como polémica. La desarrolladora no solo quería que destruyéramos coches y escapáramos de la policía, sino que también nos invitaba a reflexionar sobre los medios de comunicación y su forma de narrar la realidad. En este artículo, descubriremos cómo el manual de instrucciones del primer GTA revela una ingeniosa crítica al sensacionalismo televisivo, usando como referencia uno de los casos más mediáticos de los años 90: el juicio de O.J. Simpson.
En el manual del juego, Rockstar explicaba que lo que estábamos viendo en pantalla no era simplemente un videojuego, sino una transmisión en vivo de un equipo de noticias. Para dejar claro el punto, hicieron una referencia directa a la persecución de O.J. Simpson en 1994, cuando las cámaras de televisión siguieron en vivo su fuga en la famosa camioneta blanca. Esta comparación no era casual: al igual que los medios convirtieron un caso criminal en un espectáculo, GTA nos ponía en el papel de both el criminal y el espectador, blurrando la línea entre la realidad y el entretenimiento. La perspectiva cenital, entonces, no era solo una limitación técnica, sino una elección narrativa que nos situaba como testigos omnipotentes de un caos orquestado.
Desde sus inicios, la saga GTA ha mantenido esta actitud irreverente y crítica hacia la sociedad. Los hermanos Houser, fundadores de Rockstar, nunca han tenido miedo de tocar temas polémicos o de burlarse de las instituciones. El caso de O.J. Simpson fue perfecto para su sátira porque encapsulaba la obsesión de los medios con el morbo y el drama, algo que el juego replicaba al convertir actos criminales en diversión. Esta audacia no solo definió el tono de la franquicia, sino que también estableció un precedente para cómo los videojuegos podían ser vehículos de comentario social, no solo escape de la realidad.
Reflexionando sobre esto, es fascinante ver cómo un detalle aparentemente menor como la perspectiva de cámara puede encerrar tantas capas de significado. GTA no solo nos entretuvo con su caos, sino que nos enseñó a cuestionar cómo consumimos las noticias y el entretenimiento. En una era donde los límites entre la información y el espectáculo son cada vez más difusos, esa sátira de los 90 sigue siendo tan relevante como siempre. Rockstar no solo creó un juego, sino un espejo distorsionado de nuestra sociedad, y eso es quizás su legado más perdurable.