La lactancia materna exclusiva en México enfrenta grandes contrastes regionales, una situación que evidencia la urgente necesidad de políticas públicas, apoyos laborales y herramientas prácticas para las madres. A junio de este año, solo 85,530 mujeres ofrecieron lactancia exclusiva durante los primeros seis meses de vida de sus bebés, según cifras preliminares de la Dirección General de Información en Salud de la Secretaría de Salud.

Las estadísticas revelan una marcada disparidad entre los estados. Mientras que Puebla, con el 16.9%, Guerrero (11.5%) y Chiapas (10.1%) lideran la práctica de la lactancia exclusiva, estados como Quintana Roo (0.48%), Baja California Sur (0.31%) y Colima (0.10%) registran los porcentajes más bajos. Esta brecha en la lactancia muestra que el país no alcanzará las metas internacionales de la OMS y la FAO, que buscan lograr el 70% de lactancia exclusiva para 2030, ya que actualmente solo un tercio de los bebés mexicanos reciben este alimento vital.

Las causas de esta disparidad son múltiples y complejas. Expertos señalan que el estilo de vida actual, con jornadas laborales extensas, estrés y la falta de espacios adecuados en los centros de trabajo, limita las posibilidades de una lactancia exitosa. Lizeth Cuara, CEO de Misty Phases, explica que “el estilo de vida actual, con cansancio, estrés, jornadas laborales extensas y la falta de espacios adecuados en los centros de trabajo, limita las posibilidades de mantener una lactancia exitosa”. Demasiadas madres abandonan esta práctica por el dolor y la incomodidad, lo que subraya la importancia de contar con herramientas de apoyo.

Para superar estos desafíos, se necesita un ecosistema de apoyo donde participen el gobierno, el sector salud y las empresas. Además de políticas robustas, las madres necesitan herramientas prácticas. Entre las recomendaciones se incluye la creación de un banco de leche personal antes de regresar al trabajo, la aplicación de compresas calientes para activar el flujo de leche y el uso de brasieres especializados para la lactancia, que previenen irritaciones y molestias. También es crucial que los centros de trabajo ofrezcan espacios adecuados para la extracción de leche y un lugar para conservarla, como un refrigerador o un contenedor con hielos de gel.

En conclusión, la realidad de la lactancia materna en México evidencia que se necesita un compromiso social integral. Superar las brechas en la lactancia no solo es una cuestión de salud pública, sino un esfuerzo que requiere el apoyo de todos los sectores para empoderar a las mujeres y garantizar el mejor inicio de vida para los bebés en cada rincón del país.

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