Las calabacitas son un favorito indiscutible en nuestra cocina. Son saludables, económicos y su versatilidad permite incluirlos en una infinidad de recetas. Sin embargo, hay un pequeño reto que muchos enfrentan al cocinarlos: su alto contenido de agua. Esta característica que los hace frescos y ligeros puede jugar en nuestra contra en la cocina, diluyendo salsas y aguando platillos. Pero no te preocupes, hay una solución simple y efectiva que te permitirá disfrutar de calabacines perfectamente cocidos.

Primero, la clave está en deshidratar los calabacines antes de cocinarlos. Comienza cortando el calabacín en la forma que deseas, ya sean rodajas, dados o tiras. Coloca los trozos en un colador y espolvoréalos con sal gruesa. La sal cumplirá dos funciones: sazonar y extraer la humedad por ósmosis. Deja reposar los calabacines en el colador durante 20 a 30 minutos. Pronto notarás que comienzan a ‘sudar’, liberando líquido que se drena por el colador. Este paso es esencial para garantizar que el calabacín mantenga su firmeza durante la cocción.

Una vez que el tiempo ha transcurrido, enjuaga bien los calabacines para quitar el exceso de sal y sécalos minuciosamente con papel de cocina o un paño limpio. Este proceso prepara al calabacín para un dorado perfecto y permite que absorba mejor los sabores de las especias y otros ingredientes. Otra estrategia eficaz es cocinar los calabacines a fuego alto y en una sola capa. Si cocinas demasiados calabacines de una vez, bajarás la temperatura de la sartén, provocando un exceso de humedad que los deja blandos en lugar de dorados. Cocínalos en tandas pequeñas para permitir que el agua se evapore rápidamente y obtendrás calabacines con una textura excelente.

En conclusión, al aplicar estos métodos no solo lograrás que tu calabacín sea el protagonista de cualquier platillo, sino que también evitarás el exceso de agua que tanto nos complica. Ya sea que lo uses en ensaladas, guisos o como acompañamiento, tus recetas subirán de nivel con este sencillo truco. Así que la próxima vez que te enfrentes a un calabacín, ya sabes cómo convertirlo en una estrella culinaria sin preocuparte por el exceso de líquido.

Por Editor