Apple sorprendió a todos con un regalo inusual para Donald Trump: una pieza de cristal Corning con base de oro de 24 quilates. Este lujoso obsequio, entregado por el propio Tim Cook, coincidió con el anuncio de una inversión de 600,000 millones de dólares en Estados Unidos durante los próximos cuatro años. ¿Será este gesto una muestra de compromiso con la economía estadounidense o una estrategia para evitar aranceles?, esa es la pregunta que muchos se hacen.
El cristal, fabricado en la planta de Corning en Harrodsburg, Kentucky, cuenta con el logo de Apple, el nombre de Trump, la leyenda “Apple American Manufacturing Program”, la firma de Tim Cook y la inscripción “Made in USA 2025”. La base de oro proviene de Utah y el diseño, según Cook, es obra de un ex marine. El regalo no solo es ostentoso, sino que se presenta en un momento delicado para Apple. La compañía está buscando alternativas a la manufactura en China, con la India como posible solución, y enfrenta la posibilidad de aranceles de Estados Unidos.
Esta inversión multimillonaria y el llamativo presente forman parte de una estrategia más amplia para asegurar el futuro de Apple en el mercado norteamericano. Para algunos, es un triunfo de la política proteccionista de Trump, mientras que para otros es un acto de sumisión para evitar consecuencias económicas. Sea cual sea la interpretación, la generosidad de Apple es innegable y las implicaciones políticas de este regalo, aun más.
En conclusión, el regalo de Apple a Trump es mucho más que un simple detalle. Es un símbolo del complicado equilibrio entre las relaciones empresariales, la política internacional y la presión económica. Solo el tiempo dirá si este gesto tan costoso resultará en el éxito financiero de Apple o si se convertirá en un ejemplo de cómo el poder económico puede llegar a doblegarse ante la presión política. ¿Una jugada maestra o un error costoso? La historia lo dirá.