1.- 2023 será el año para retomar caminos que abandonamos hace tiempo y comprometernos con lo que en verdad importa. Alzaremos la voz cuando se trate de defender ideales y principios. Nos renovamos y por ello esta columna cambia de nombre. Durante casi dos años decidí llamarla “Transitorios” en alusión a los artículos que regulan de manera temporal la entrada en vigor de las leyes y, en ocasiones, su forma particular de aplicarse. Hoy, ya sin ningún transitorio que a la vista impacte la vida nacional, llamaré a este espacio editorial “La Oposición”.

Esta columna no se escribirá en contra de algún partido político, gobernante, empresario o persona en particular. Espero tener la serenidad para saber decir lo bueno y lo malo que desde mi punto de vista acontece en México.

Hace mucho pase años valiosos de mi vida pensando y trabajando por lograr un cambio para mejorar nuestra sociedad; fueron sueños de juventud, buenos deseos en toda la expresión de la palabra. No me arrepiento, pero es mejor trabajar con realidades.

Hoy, continuaré escribiendo con libertad sobre lo que conozco y de lo que puedo dar testimonio, sobre lo que creo y pienso, pero también sobre lo que deseo. Habrá como en todo, a quien le guste y a quien no. Pero tengan la seguridad de que seguiré señalando lo que considero acertado y referiré lo que nos lesiona y marca, lo que no se olvida, porque podemos repetir graves errores, de esos que “no son culpa de nadie”.

Continuaré denunciando todo lo que considero como incorrecto en la actuación de personas públicas y no tan públicas, sin importar su filiación política o partidista o la ausencia de éstas.

En esta oposición, denunciaremos el asedio a instituciones que tengan un compromiso con la defensa de los derechos de todos. Señalaremos hechos y actos, presentes y pasados que ayuden a forjar un mejor futuro.

Recordemos este año aquella emoción de juventud que nos movía para luchar por un país con orden, con respeto de la ley y con oportunidades para muchos más. Escribamos desde la oposición para ser escuchados. Que sea ese nuestro deseo y propósito de año nuevo. Trabajemos para lograrlo y que la razón y el derecho prevalezcan.

2.- Falleció el Papa  Benedicto XVI. Hombre sabio formado en la Iglesia y para la Iglesia, desde hace tiempo desapareció del escenario de los hombres, pero sus luces continuarán iluminando el camino de muchos, particularmente de aquellos que tenemos temor de Dios. Fue un hombre de fe y de razón.

Para buscar un diálogo con Dios, renunció a la fama, a los reflectores que un cargo tan alto conlleva, para morir alejado de la palabrería de los hombres, por cierto muchas veces hueca y sin sentido.

Su renuncia sacudió a la iglesia. Su honestidad fue una virtud que antepuso ante la seducción del poder, de uno tan grande que pocos hombres en la tierra pueden imaginar. Su renuncia también fue un acto para protestar por los escándalos y desvíos de una iglesia señalada de proteger a pederastas y tolerar el dinero mal habido. Dijo que estaría fuera del mundo para resguardarse en los muros de su convento como un monje, como un cartujo. El ruido del mundo le impedía oír a Dios.

Tal vez en su soledad encontró la fuerza para soportar las violaciones éticas y morales de una condición humana capaz de trasgredir todos los límites, todos los frenos.

Benedicto XVI fue un hombre de una inteligencia iluminada y luminosa. Pero parece que el Vaticano no fue el convento que le permitió escuchar la Palabra de Dios para transmitirla al mundo.

Descanse en paz este gran hombre que hizo de la humildad ejemplo, de la honestidad virtud y de la inteligencia y amor a Dios herramienta fundamental para trascender.

Por Carlos Román.

Por Editor

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