La marcha del día de ayer en defensa del INE se dio en un ambiente previo de descalificación y entre el insulto y una buena dosis de sarcasmo contra los opositores a la que nos tiene ya acostumbrados todas las mañanas el Presidente. En respuesta, Jose Woldenberg dio con inteligencia y educación, contestación a cada insulto y a cada agravio recibido, con la actitud que siempre lo ha caracterizado: tolerancia y respeto. Defendió con firmeza la lucha de varias generaciones, con las palabras y la actitud de un hombre que siempre ha sabido mantenerse con la ley en la mano, intransigente y decidido cuando de respetar la voluntad del pueblo se trata.
Las descalificaciones no se han hecho esperar. Cifras van y cifras vienen sobre cuantos fueron o no a la marcha. Lo cierto es que esa forma de hacer política se traduce en un alejamiento de muchos de la cosa pública, particularmente de los jóvenes. La juventud de hoy está más ocupada en las frívolas expresiones que se plasman en las redes sociales buscando que se vuelvan tendencia, efímera pero tendencia al fin. Los jóvenes se muestran lejanos, autistas sobre los graves momentos que vive la democracia mexicana. Ojalá que las ofensas del presidente sirvan para que los jóvenes mexicanos se involucren más en la defensa de nuestra vida democrática, que ha permitido hasta hoy garantizar la participación política de una sociedad plural, donde la tolerancia y la posibilidad de la alternancia adquirieron vigencia, así como relevancia y respeto.
La corta memoria colectiva hace del olvido social la forma más sencilla para reinstaurar por parte de quienes añoran un pasado autoritario y corrupto, la posibilidad de repetirlo. El modelo priista demostró durante décadas ser infalible. Costó mucho darnos la posibilidad de hacer realidad la idea fuerza de la Revolución Mexicana: “sufragio efectivo no reelección”.
Los políticos dan poco y quitan mucho. Destruyen lo que les estorba, su naturaleza es obtener más poder, más control, más dinero y muchas veces en su ambición consiguen llevarnos al profundo abismo.
En este tiempo de ofensas y descalificaciones, la polarización estresa y hace tensa nuestra convivencia. Con el insulto, el presidente perdió para siempre a las clases medias. Le quedan los pobres que seguirán tristemente así. En eso no hay remedio ni posibilidad de cambio. Pobres por siempre, herederos de la miseria que transmitirán a sus hijos. Pero si le agregamos que el INE vuelva a ser apéndice del gobierno, MORENA será sin duda alguna el PRI del siglo XXI y la espiral de la pobreza no tendrá fin.
Por otro lado los políticos que participaron en la Marcha son casi todos impresentables. No han estado a la altura de la lucha política que vive el País. Los rudos les están ganando todo. Lo peor es que ni cuenta se dan.
Haber construido un árbitro electoral que ha funcionado le ha costado mucho al País. Si el objeto de la reforma política de 2022 es anular al INE y volver a dejar en manos del gobierno las elecciones, sería terrible para todos, menos para la nueva élite que integra las altas esferas del actual gobierno. Se transformarían en la nueva mafia del poder que tanto criticaron.
Lo que sí puedo decir a favor de esta reforma, es que propone reducir el número de diputados y senadores. Hay algunos de estos personajes que son analfabetas funcionales. Tienen la peor imagen de todos, incluidos los policías y eso es ya demasiado. La reforma debe darse para que se les reduzcan los recursos públicos a los partidos políticos. Esa sería una buena reforma. Sostengo no de hoy sino de hace años, que los partidos en México producen muchos ricos sexenales, pero ninguna idea, solo brincos y maromas, ahí están de ejemplo las corcholatas.
Que el INE no pierda autonomía y que la sociedad le cobre a los políticos su cinismo y corrupción interminable. La ofensa presidencial es grave. Ahora veamos que hacen muchos de los políticos que asistieron a la marcha cuando en los próximos días, demuestren en los hechos si en verdad están con el INE y no en su contra.
Por Carlos Román