El sábado once de septiembre de 2021, se cumplieron 20 años del ataque suicida
perpetrado por el grupo terrorista Al-Qaeda a las Torres Gemelas de Nueva York y al
Pentágono, utilizando para ello aviones comerciales en donde viajaban personas
inocentes y que junto con los miles que fueron asesinados en los edificios golpeados,
los fundamentalistas islámicos perpetraron de la manera más cobarde estos actos de
barbarie qué cambiaron completamente al mundo, y que demostraron que era posible
atacar en su casa al país más poderoso, generando un sentimiento de miedo, de terror
y de desconfianza terrible entre toda la población.
Ante este ataque, los estadounidenses demostraron su fortaleza y acreditaron que los
Estados Unidos son un gran país y su vida democrática es mucho más grande que sus
problemas.
Cuatro fueron los aviones utilizados por los terroristas para perpetrar este ataque,
siendo el primero en alcanzar el complejo del World Trade Center, el vuelo 11 de
American Airlines que se estrelló contra la torre norte, seguido del vuelo 175 de United
Airlines que se impactó contra la torre sur, ambos edificios de 110 pisos, en donde
murieron miles de personas, para continuar con el impacto al Pentágono, mediante el
secuestro del vuelo 77 de American Airlines, para finalizar con el vuelo 93 de United
Airlines, el que termino estrellándose en un campo de Shanksville, Pennsylvania, al
parecer por la oposición de los propios pasajeros que intentaron recuperar el control de
la nave hasta que está se estrelló antes de llegar alguno de sus blancos que pudo ser
la Casa Blanca o el Capitolio sede del Congreso de los Estados Unidos.
Este ataque modificó muchas situaciones en el mundo. Para México fue
particularmente desfavorable en virtud de que la relación con su vecino y socio más
importante dejó de tener para éste la importancia y prioridad en materia migratoria y de
colaboración económica que empezaba a incrementarse debido a la nueva relación a
partir del tratado de libre comercio que tenía pocos años de haber iniciado. México
pudo haber tenido una más fructífera relación con su vecino, pero el colapso de las
Torres Gemelas obligó al Gobierno estadounidense a tomar un camino y medidas en
las que México ya no era parte fundamental de su estrategia, y había que preparar lo
necesario para tratar de erradicar o por lo menos controlar este tipo de ataques
terroristas.
Los Estados Unidos de América son un gran país. Pero no sólo lo son por la extensión
de su territorio, por la diversidad de su geografía y la abundancia de sus recursos
naturales, sino también porque cuentan con instituciones sólidas, fuertes y sobre todo
funcionales. También lo son porque su población ha tenido acceso por muchos años a
una muy buena educación o por lo menos a una educación, que incluso si observa en
detalles sencillos como las reglas de tránsito y el respeto a los peatones que en otros
lados no existe.
Nuestro vecino país del norte es una sociedad muy rica, inmensamente rica, pero no
sólo lo es por el trabajo disciplinado, productivo y perseverante de sus trabajadores, o
por la eficacia y competitividad de sus empresas, sino por algo fundamental y básico
que ha permitido ese nivel de desarrollo y que para cualquier nación que pretende
lograr un crecimiento importante, deberán necesariamente establecer que sus
sociedades funcionen en base al respeto a la ley, porque en los Estados Unidos la ley
está por encima de todo y de todos. Ahí estriba la fortaleza de la democracia más
importante del mundo.
También los estadounidenses han demostrado que cuando hay necesidad de unirse
para superar problemas, lo saben hacer como pocas sociedades en el mundo.
Seguramente solo algunos países resistirían una prueba así; seguramente pocas
democracias de las llamadas avanzadas aguantarían tanta y tanta tensión.
Pero el respeto a la ley es lo que caracteriza a la Unión Americana, tan es así que
incluso a pesar de las tensiones políticas y sociales generadas con motivo de la última
elección presidencial de 2020, los ciudadanos, incluso los partidos y los actores
políticos, demostraron su vocación por la democracia, por la existencia de un respeto
al estado de derecho que otras sociedades no tienen y por ello a pesar de lo que
pretendan hacer o inventar, incluso correr, siempre quedan en el mismo lugar o en
muchos casos retroceden, porque la ley no se respeta..
Esos son los norteamericanos, que han construido una gran nación que en muchas
ocasiones ha sido criticada pero que siempre ha sido respetuosa tanto con los
vencedores como con los vencidos.
Ahora que la conozco mejor entiendo cuál es el significado de civilización, cuál es el
valor del respeto a las instituciones, cuál es la fuerza de la verdad que rige a los actos
de sus ciudadanos, y que le dan una importancia fundamental, tan es así que faltar a la
misma, representa una ofensa a toda la sociedad no sólo al que miente sino a toda la
estructura del país.
Por eso son grandes y por eso espero que se mantenga entre México y Estados
Unidos una relación de respeto y colaboración. No es inteligente desafiar a un país tan
poderoso, no es correcto comprometer una relación difícil pero manejable, por
preservar privilegios y prerrogativas de dudosa procedencia. El día en que en México
se respete la ley cómo se respeta en los Estados Unidos, muchos de nuestros grandes
males encontrarían una feliz solución y podríamos decir que México está más cerca
que nadie de una nación comprometida con la verdad, con la democracia y con la ley y
eso debe imitarse y aprovecharse.
.
Una sociedad libre y democrática creo que es la aspiración fundamental que podemos
mantener como guía y fuerza para mejorar nuestra condición y que el nacionalismo no
sea sólo un lujo de ricos, sino que sea un sentimiento y una conducta de respeto a la
cultura, a las tradiciones y a la historia de nuestros países.
Por Carlos Román.