¿Qué tan difícil puede ser liderar una de las cadenas de café más grandes del mundo? Es algo que Laxman Narasimhan, ex-CEO de Starbucks, descubrió en un corto pero intenso periodo de tiempo. Durante aproximadamente 17 meses, el experto asesor de empresas tuvo la desafiante labor de dirigir Starbucks, una tarea que probó ser más complicada de lo que las apariencias indicaban.
Laxman Narasimhan llegó a Starbucks con un extenso currículum que incluía su pasado en grandes empresas, como su papel directivo en PepsiCo y su experiencia como CEO de Reckitt, donde se enfocó en el crecimiento del comercio electrónico durante la pandemia de COVID-19. Sin embargo, su paso por Starbucks no fue tan longevo como muchos habrían esperado. Durante su mandato, a pesar de sus intentos por equilibrar la vida laboral y personal de sus empleados, enfrentó desafíos significativos que afectaron a la empresa, como dos trimestres de pérdidas y un boicot global por su supuesta asociación con Israel en momentos de conflicto.
Cuando Narasimhan asumió el cargo de CEO en marzo de 2023, había sido precedido por altas expectativas y esperanza de innovación. Su enfoque incluyó una preparación única, que lo llevó a trabajar como barista alrededor del mundo, donde experimentó de primera mano el negocio desde el mostrador. Sin embargo, la complejidad de liderar una marca global se hizo evidente. Las frustraciones crecieron entre sus empleados, quienes también enfrentaron despidos en masa y nuevas exigencias laborales. Las demandas para volver a la oficina generaron más polémica, especialmente dadas sus propias escapadas a su hogar en la playa y el uso de vuelos privados.
A pesar del corto tiempo en el cargo, Narasimhan logró algunos triunfos como el aumento del 10% en las acciones de la empresa en noviembre de 2023, impulsado por la alta demanda de bebidas premium en el mercado estadounidense. Sin embargo, la controversia y las pérdidas financieras fueron un obstáculo insuperable que culminó con su salida.
La historia de Narasimhan en Starbucks es una mezcla de altibajos que nos recuerda lo variable y desafiante que puede ser el mundo corporativo, incluso para aquellos con gran experiencia. Su caso nos invita a reflexionar sobre las demandas de la vida moderna y el intrincado equilibrio necesario entre la tradición y la innovación al liderar una empresa internacional.