a group of students standing in the gym

La generación Z ha llegado para cambiar las reglas del juego. Son jóvenes con nuevos valores y una perspectiva fresca, pero también enfrentan un panorama laboral complejo que sus predecesores apenas intuían. En Corea del Sur, este choque generacional ha tomado una forma peculiar, casi de protesta silenciosa, donde el concepto de “nini” (ni estudia ni trabaja) adquiere un significado completamente nuevo: el “descanso” a propósito.

El antiguo contrato social que prometía un buen empleo a cambio de un título universitario parece haberse roto en pedazos, no solo en Europa o Estados Unidos, sino de manera dramática en países como Corea del Sur. Jóvenes como Cho Sang-hun, de 25 años, siguieron al pie de la letra el camino “correcto”: universidad, prácticas exhaustivas, actividades extracurriculares demandantes. El resultado: un agotamiento profundo antes incluso de pisar el mundo laboral de forma estable. Otro caso es el de Park Min-jin, de 26 años, quien estudió sin descanso para una de las mejores universidades, logrando calificaciones ejemplares (4.26 de 4.5), acumulando certificaciones e idiomas. Tras enviar 60 currículums y llegar diez veces a la etapa final de un proceso de contratación que dura meses, decidió parar. No es que le faltara esfuerzo, sino que el sistema no le abría las puertas que esperaba.

Esta frustración colectiva se refleja en datos sorprendentes. En Corea del Sur, una encuesta mensual pregunta a los jóvenes inactivos laboralmente qué hicieron la semana pasada. Para quienes no buscaron trabajo, estudiaron o tuvieron otras actividades, existe la opción “just rested” o “solo descansar”. El número de jóvenes que optaron por esta respuesta alcanzó los 421,000, un aumento del 58% en una década. Lo más llamativo es que el 38.3% de ellos cuenta con título universitario o superior, y el 87.7% tiene experiencia laboral previa. Para el 38.1% de estos “descansando”, la razón principal es no encontrar un trabajo acorde a sus expectativas. Park Min-jin, por ejemplo, no quiere cualquier empleo; aspira a una gran empresa que le ofrezca un buen salario después de tanta preparación. Además del sueldo, la cultura laboral en las pequeñas y medianas empresas genera pánico por sus condiciones y salarios bajos, apenas el 56% de lo que se gana en una corporación grande.

Para muchos de estos jóvenes, “descansar” no es realmente una elección voluntaria en el sentido tradicional. Aunque podrían conseguir un empleo, sería uno que choca de frente con las expectativas de la sociedad en la que crecieron y la inversión de tiempo y esfuerzo que han puesto en su educación. Los expertos coinciden: este “paro” no es señal de pereza, sino de una autoprotección frente a una vida de exigencias inagotables, donde todo se cuantifica para la competencia. Es un respiro (a veces insuficiente) en una carrera de autoexigencia que no logran reducir. La generación Z coreana nos muestra que la definición de éxito y bienestar está en constante revisión, y que a veces, “descansar” es la única forma de levantar la voz contra un sistema que ya no les funciona.

Por Editor