black google smartphone on box

En un giro significativo dentro del caso antimonopolio más importante de los últimos años, Google ha evitado la medida más drástica que buscaba el Departamento de Justicia de Estados Unidos: la venta obligatoria de su navegador Chrome. El juez Amit Mehta del Tribunal de Distrito de Washington DC determinó que la compañía no necesita desprenderse de esta herramienta clave para resolver las prácticas anticompetitivas identificadas en el mercado de búsquedas en línea. Este fallo representa un alivio considerable para el gigante tecnológico, aunque viene acompañado de ajustes importantes en sus operaciones.

El proceso legal se remonta a más de un año, cuando el Departamento de Justicia obtuvo una victoria crucial al demostrar que Google había violado la Ley Sherman Antimonopolio. Durante la fase de remedios, las autoridades federales insistieron en que la separación de Chrome era fundamental para romper el ciclo de dominio en las búsquedas, argumentando que el navegador funcionaba como vehículo esencial para mantener su posición dominante. Sin embargo, el juez Mehta consideró que esta solicitud excedía lo necesario, señalando en su dictamen que Google no utilizó estos activos centrales para imponer restricciones ilegales. La corte optó por un conjunto de medidas más acotado pero igualmente transformador.

Entre los cambios obligatorios, Google deberá compartir ciertos datos de búsqueda con sus competidores y aceptar límites significativos en la firma de acuerdos de distribución exclusiva. Aunque podrá mantener sus lucrativos contratos con Apple y Mozilla —que suman miles de millones de dólares—, ya no podrá exigir a sus socios comerciales que distribuyan Search, Chrome, Google Assistant o Gemini como condición para acceder a otros servicios, como la Play Store. Esto permitirá a los fabricantes de dispositivos Android elegir con mayor libertad qué aplicaciones preinstalan, fomentando una competencia más equilibrada en el ecosistema digital.

Este fallo no solo redefine las reglas del juego para Google, sino que sienta un precedente crucial sobre cómo las cortes estadounidenses abordan el poder de las grandes tecnológicas. Si bien la empresa evita una división traumática, deberá operar en un entorno con menos ventajas exclusivas y mayor transparencia. El equilibrio entre innovación y competencia justa sigue siendo el gran desafío, y este caso marca un paso importante hacia un mercado digital más abierto y diverso para todos.

Por Editor