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En un giro inesperado, los últimos estudios revelan que la tradicional curva de la felicidad en forma de U, que marcaba los momentos más felices de nuestra vida en la infancia y la madurez, está desapareciendo entre los jóvenes. Investigaciones lideradas por expertos como David Blanchflower muestran que, contrario a lo esperado, ahora son los adultos jóvenes quienes reportan los niveles más bajos de felicidad, marcando un cambio significativo en patrones que se mantuvieron estables por décadas.

Este fenómeno no se limita a un solo país o cultura; es global. Datos recopilados desde 2020 hasta 2023 en 34 países indican que la infelicidad está en su punto más alto entre los jóvenes, especialmente entre las mujeres. Factores como la salud mental, el absentismo escolar y las tasas de suicidio están correlacionados con esta tendencia. Lo más sorprendente es que este cambio comenzó a notarse alrededor de 2014, mucho antes de la pandemia de COVID-19, descartando así que sea su única causa.

Aunque las razones detrás de este cambio aún no están claras, los expertos sugieren que podría estar relacionado con factores globales que afectan desproporcionadamente a los jóvenes. Lo que sí es evidente es que estamos frente a un cambio de paradigma en la comprensión de la felicidad y el bienestar a lo largo de la vida. Este nuevo panorama plantea desafíos urgentes para la sociedad, la educación y las políticas públicas, con el fin de abordar esta crisis de salud mental entre los jóvenes.

Por Editor