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La revolución tecnológica no da tregua y en América Latina la adopción de la inteligencia artificial ha sido rápida e intensa, especialmente en el sector corporativo. Sin embargo, el panorama no es igual de prometedor para las organizaciones sin fines de lucro. Frente a este desafío, Google.org se ha comprometido a cambiar el juego con una significativa inversión de 1 millón de dólares, destinada a la capacitación en inteligencia artificial de 1,000 ONG en la región, abarcando países como Argentina, Chile, Colombia, México, Perú y Uruguay.

Esta iniciativa no solo responde a una preocupante brecha digital entre los sectores privados y sociales, sino que busca potenciar el impacto que pueden tener estas organizaciones. De acuerdo con un estudio de McKinsey, un 78% de las grandes empresas en Latinoamérica ya han implementado IA, mientras que el mundo de las ONG se mueve a otro ritmo: apenas un 16% se considera digitalmente maduro. Entrar al mundo de la IA parece ser una opción estratégica, no solo para estar a la altura del sector privado, sino para optimizar recursos en beneficio de las comunidades.

Propel, la organización elegida por Google.org para llevar a cabo este proyecto, actúa como una aceleradora de impacto social. Su misión es clara: modernizar a las ONG de la región para que estas no se queden rezagadas en la era digital. Con la ayuda de la plataforma Propel Nonprofit Academy, las organizaciones recibirán formación en áreas clave como automatizar tareas repetitivas, optimizar decisiones a través de datos y crear una red sólida de ONG tecnológicamente competentes.

Adriana Noreña, vicepresidenta de Google Hispanoamérica, subraya la magnitud y el potencial transformador de esta cooperación: “La IA representa una oportunidad única. Nuestro apoyo busca impulsar un salto cuántico en la eficiencia de las ONG, permitiéndoles concentrar su talento humano en su misión social”. Más que una simple inyección tecnológica, este programa pretende ser el catalizador de una revolución operativa que podría transformar la manera en que las ONG operan y impactan a más de un millón de personas.

Este esfuerzo no gira únicamente en torno a la implementación de tecnología, sino al desarrollo integral del talento humano, planteando un futuro en el que las ONG puedan responder con mayor agilidad y eficacia a las necesidades de las comunidades que atienden. La pregunta ya no es si las organizaciones adoptarán tecnologías avanzadas como la IA, sino cómo lo harán para maximizar su misión social y el bienestar de las personas que dependen de sus servicios.

Por Editor