La misión OSIRIS-REx de la NASA ha logrado algo extraordinario al regresar con muestras del asteroide Bennu a la Tierra. Estos fragmentos, que apenas suman 603 miligramos, han dejado al mundo científico boquiabierto por sus revelaciones. En esta ocasión, lo verdaderamente impresionante no solo son los granos de polvo y roca, sino los azúcares esenciales hallados entre ellos, como la glucosa, componente clave para la vida tal como la conocemos.
Bennu nos ha brindado una pieza clave para entender el origen de la vida. Los análisis liderados por Yoshihiro Furukawa de la Universidad de Tohoku han permitido identificar ribosa, glucosa y otros azúcares en las muestras, marcando un antes y un después en la astrobiología. Esta es la primera vez que encontramos glucosa en una muestra prístina extraterrestre, sólida evidencia de que los bloques para la vida no son exclusivos de nuestro planeta. Cabe destacar que estos azúcares pudieron haberse sintetizado de manera abiótica en el asteroide, probablemente con la ayuda del agua en los albores del sistema solar.
Sin embargo, lo que ha capturado la atención no solo científica sino también social, es el intrigante ‘chicle espacial’. Esta sustancia pegajosa y compleja ha sido un hallazgo inesperado y está bajo rigurosos estudios para comprender su naturaleza. El descubrimiento de esta singular macromolécula en Bennu sugiere que este no es solo un montón de escombros, sino un laboratorio químico capaz de crear compuestos orgánicos similares a los que componen los seres vivos.
Con estos descubrimientos, Bennu se presenta como un testigo del pasado cósmico, portando aminoácidos esenciales y azúcares que fueron, literalmente, los ‘repartidores cósmicos’ de ingredientes vitales durante el bombardeo intenso tardío. Este hallazgo fortalece la teoría de que los asteroides ricos en carbono jugaron un papel crucial en sembrar la Tierra con los elementos necesarios para la vida. Este vistazo al pasado cósmico nos dice que la vida, o al menos sus componentes básicos, podrían ser más comunes en el universo de lo que jamás imaginamos. Estamos cada vez más cerca de responder la eterna pregunta sobre si estamos solos en el cosmos.

