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En un mundo cada vez más digitalizado, la inteligencia artificial (IA) está transformando muchas facetas de nuestra vida diaria. Uno de esos cambios se ha dado en el ámbito laboral, específicamente en la manera en que se redactan y se evalúan las cartas de presentación. Si bien se pensó que estas herramientas facilitarían la búsqueda de empleo, su impacto ha sido más profundo y retador de lo que se había previsto.

En 2023, Freelancer.com fue pionero al permitir que sus usuarios mejoraran sus cartas de presentación empleando modelos de lenguaje basados en IA. La premisa era sencilla: ahorrar tiempo y optimizar la calidad de las solicitudes. Sin embargo, esta tecnología presentó un problema inesperado para los empleadores. Antes de la llegada de estos modelos avanzados de lenguaje, una carta bien escrita era vista como una demostración de las habilidades y el compromiso del candidato. Las cartas servían como un factor diferenciador entre quienes buscaban trabajo. Sorprendentemente, con la IA generando textos impecables en tiempo récord, esta diferenciación prácticamente desapareció.

Con las cartas de presentación volviéndose estándar y excepcionalmente persuasivas, los empleadores enfrentan una nueva realidad: cómo identificar verdaderamente al mejor talento. Algunos economistas, como Paul Novosad, han señalado que la implementación de la IA ha terminado nivelando el campo de juego, pero no siempre en el buen sentido. Ya no basta con contar con una carta perfecta, pues lo que era un indicador clave de calidad, ahora se ha vuelto opaco. Esta situación lleva a considerar indicadores como la experiencia laboral previa o la realización de pruebas prácticas como nuevas estrategias de evaluación.

A medida que se adoptan nuevas formas de medir el potencial de los aspirantes, emerge la preocupación de que estas métricas puedan ser corrompidas por la misma tecnología que busca trasladar. La “Ley de Goodhart” sugiere que, cuando una medida se convierte en un objetivo, deja de ser efectiva. Esta paradoja pone de manifiesto el desafío que representa la IA en el entorno laboral actual. En tanto los sistemas de evaluación continúen evolucionando, los empleadores y los candidatos deberán adaptarse a un mercado donde la confianza y la autenticidad juegan un papel cada vez más central.

En conclusión, el rol de la IA en el ámbito de las contrataciones nos invita a reflexionar sobre cómo equilibrar las ventajas tecnológicas con la necesidad de una evaluación precisa del talento humano. Aunque la inteligencia artificial promete grandes mejoras, también plantea interrogantes sobre la autenticidad y la competencia en el escenario laboral. El reto será, entonces, encontrar ese punto de equilibrio donde la tecnología complemente, y no desdibuje, las habilidades individuales.

Por Editor