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La tensión comercial entre Estados Unidos y China ha escalado dramáticamente esta semana, con el expresidente Donald Trump amenazando con imponer aranceles “masivos” a todas las exportaciones chinas y considerar cancelar su próxima reunión con el presidente Xi Jinping. El detonante fue una serie de medidas comerciales que Trump calificó como “muy hostiles” por parte de China, incluyendo restricciones agresivas a la exportación de tierras raras y un ataque a una importante empresa estadounidense de semiconductores. En un mensaje publicado en Truth Social, Trump expresó su enojo por lo que considera una jugada sorpresiva de China, especialmente después de lo que describió como seis meses de relaciones positivas entre ambas potencias económicas.

Las nuevas regulaciones chinas sobre tierras raras, programadas para entrar en vigor el 1 de diciembre, no solo limitan el acceso a estos minerales estratégicos, sino que también establecen controles de exportación para empresas extranjeras que utilicen equipos o materiales chinos relacionados con tierras raras. Trump acusó a China de intentar “obstruir” los mercados con estas medidas, que según analistas internacionales buscan darle a Beijing mayor poder de negociación antes de las conversaciones comerciales programadas para dentro de dos semanas en Corea del Sur. Lo que más molestó al expresidente estadounidense fue que, según afirmó, Xi Jinping no se comunicó con él antes de implementar estas restricciones, rompiendo con lo que había sido un período de diálogo constructivo.

La respuesta de Trump no se hizo esperar: además de amenazar con aumentar significativamente los aranceles a productos chinos, reveló que están bajo “consideración seria” muchas otras contramedidas. En su característico estilo confrontacional, Trump recordó que China controla aproximadamente el 70% del suministro global de tierras raras, pero contraatacó afirmando que “Estados Unidos también tiene posiciones de monopolio, mucho más fuertes y de mayor alcance que las de China”. El expresidente dejó claro que hasta ahora había optado por no utilizar estas ventajas estratégicas, pero advirtió que la situación ha cambiado radicalmente. La cancelación de la reunión con Xi Jinping parece cada vez más probable, según los analistas, lo que marcaría un punto crítico en las relaciones comerciales bilaterales.

Este nuevo capítulo en la guerra comercial entre las dos mayores economías del mundo nos recuerda la fragilidad de la cooperación internacional en tiempos de intereses estratégicos contrapuestos. Las tierras raras, esos elementos aparentemente oscuros pero esenciales para la tecnología moderna, se han convertido una vez más en armas geopolíticas. Mientras Trump habla de monopolios y contramedidas, y China flexiona su músculo comercial, queda claro que la dependencia tecnológica mutua no necesariamente garantiza la armonía entre las potencias. La próxima movida en este ajedrez comercial global podría definir el panorama tecnológico y económico para los próximos años, afectando desde los precios de los smartphones hasta el desarrollo de energías renovables en todo el mundo.

Por Editor