En 1989, James Cameron nos sumergió en las profundidades del océano con The Abyss, una película que, además de mostrarnos un mundo submarino fascinante, nos reveló una faceta poco conocida del director: su obsesión por el agua. Esta cinta, menos popular que Titanic o Avatar, esconde una anécdota increíble que involucra al actor Ed Harris, líquido respirable y una escena que casi termina en tragedia.

La escena en cuestión muestra a Harris descendiendo a profundidades extremas para desactivar una bomba nuclear. Para lograr esto, Cameron recurrió a una idea inspirada en investigaciones de la Marina de Estados Unidos: el perfluorocarbono, un líquido que puede transportar oxígeno disuelto. Si bien la idea suena a ciencia ficción, el perfluorocarbono es real y se ha explorado en escenarios médicos y para buceo de profundidad. Aunque existen estudios, su uso en humanos es extremadamente peligroso, y una prueba con ratas, filmada para la película, fue tan extrema que está prohibida en algunos países por maltrato animal. La escena con Harris, sin embargo, tuvo que ser recreada con trucos cinematográficos, debido a la dificultad y riesgo de trabajar con el líquido en humanos, ya que es mucho más denso que el agua, aumentando considerablemente el riesgo de ahogamiento.

El rodaje fue extenuante y tenso, con Harris sumergido durante largas jornadas. El actor confesó haber llorado tras un día de filmación debido al estrés y la tensa relación con Cameron. La presión era tal que, según algunas fuentes, incluso hubo una pelea fuera de cámara entre el actor y el director. Todo esto nos habla de la dedicación, y el grado de riesgo, al que se llegó para lograr una escena tan impactante y realista en The Abyss. A pesar de las dificultades, la película es un testimonio de la pasión de Cameron por la ciencia ficción y su habilidad para llevarnos a límites insospechados, incluso si eso implica poner en riesgo la integridad física de su elenco.

En retrospectiva, la historia de The Abyss y la escena del líquido respirable nos deja una profunda reflexión sobre el arte de la cinematografía y los límites de la dedicación para alcanzar el realismo. La capacidad de Cameron para llevar una idea de la ciencia ficción a la pantalla, incluso a costa de una gran inversión de recursos y hasta poniendo en peligro la salud de sus actores, es, sin duda, admirable, aunque tal vez también cuestionable en varios aspectos de la producción.

Por Editor