La web, ese universo de información conectado por enlaces, está cambiando. Y no para bien, al menos para muchos creadores de contenido. Google, el gran buscador que alguna vez fue la oda a los enlaces, parece estar ahora mismo dándoles la espalda gracias a la inteligencia artificial. ¿Una estrategia inteligente o un tiro en el pie?
Durante meses, Google ha lanzado mensajes contradictorios. Por un lado, sus directivos aseguran que la web está “prosperando”, que el tráfico se mantiene “estable”, que todo va viento en popa. Por otro lado, documentos internos revelados en un juicio antimonopolio en EE. UU. pintan un panorama distinto: la “web abierta está en rápido declive”. Demandas como la de Penske Media, editora de revistas como Rolling Stone y Variety, acusan a Google de usar sus resúmenes de IA para responder directamente a las búsquedas, evitando que los usuarios visiten las páginas originales. El resultado: sitios web con menos tráfico y, por lo tanto, con menos ingresos por publicidad. Google, por supuesto, defiende su postura, argumentando que la IA genera nuevas oportunidades para descubrir contenido y que envía miles de millones de clicks a sitios web diariamente. Sin embargo, las estadísticas hablan por sí solas: muchos medios importantes en Estados Unidos han visto caer su tráfico drásticamente, algunos hasta en un 50%, según datos de Similarweb. La realidad es que los resúmenes de IA, y el nuevo buscador conversacional “AI Mode”, están desplazando a los enlaces a un segundo plano en los resultados de búsqueda.
El cambio es radical. El SEO, esa práctica de optimización para motores de búsqueda que muchos han usado para posicionarse en Google, parece estar perdiendo su importancia. Con las respuestas directas de la IA, ¿quién necesita visitar la página web original? Google parece estar preparándose para este nuevo panorama, incluyendo anuncios dentro de los propios resúmenes de IA. Esto, en teoría, podría ayudar a los creadores de contenido a monetizar, pero añade una capa de incertidumbre a un futuro ya incierto. Mientras tanto, la pregunta que muchos se hacen es: ¿está Google sacrificando la web abierta en aras de su nueva apuesta por la IA? ¿Se convertirá el nuevo buscador conversacional en la norma, dejando atrás los enlaces que han sido hasta ahora la base de internet? El futuro es incierto y lleno de interrogantes. Solo el tiempo nos dirá si esta estrategia resulta en un beneficio a largo plazo o en una profunda disrupción del ecosistema digital, dañando a los usuarios y a los creadores de contenido por igual. ¿Será posible alcanzar un equilibrio entre la innovación impulsada por la IA y la sostenibilidad del panorama digital actual?

