Seguro que alguna vez te has preguntado: ¿quién quiere vivir para siempre? La famosa canción de Queen nos plantea esta cuestión existencial que, al parecer, también ronda la cabeza de algunos líderes mundiales. En una reunión en Beijing, Xi Jinping, Vladimir Putin y Kim Jong Un fueron captados en una conversación extraoficial donde el tema central fue, precisamente, la extensión de la vida y… ¡la inmortalidad!
Según reportes, Xi Jinping comentó que ahora a los 70 años uno se considera joven, una afirmación que, aunque optimista, no refleja del todo la realidad demográfica actual. Pero fue la respuesta de Putin la que llamó la atención: con una mezcla de asombro y algo de escalofrío, el mandatario ruso afirmó que gracias a los avances en biotecnología, “los órganos humanos se podrán trasplantar continuamente, la gente podrá vivir cada vez más joven, e incluso lograr la inmortalidad”. ¡Una declaración que nos deja pensando qué tan cerca o qué tan lejos estamos de este escenario!
La idea de la inmortalidad ha cautivado a la humanidad desde tiempos inmemoriales. Desde el elixir de la vida hasta las fuentes de la juventud, la búsqueda de la longevidad extrema ha impulsado el avance científico y tecnológico en diversas épocas. ¿Será que las afirmaciones de Putin, aunque un tanto fantasiosas, nos anticipan un futuro donde la muerte sea sólo una opción, o un evento que se pueda retrasar indefinidamente? Quizá la respuesta no esté en trasplantar órganos sin cesar, pero el avance de la ciencia en áreas como la genética, la nanotecnología y la medicina regenerativa ciertamente abre puertas a posibilidades antes inimaginables.
En resumen, las declaraciones de estos líderes nos invitan a reflexionar sobre nuestros límites biológicos, el futuro de la medicina y la ética que debe regir el desarrollo de tecnologías capaces de manipular nuestra propia vida. Aunque la inmortalidad pueda sonar a ciencia ficción, la búsqueda de una vida más larga y saludable es un motor de innovación que nos impulsa hacia un futuro lleno de posibilidades, por más descabelladas que puedan parecer hoy en día.