En un pequeño laboratorio de campo en Santa Lucía, Estado de México, dos jóvenes investigadoras mexicanas vivieron un momento que cambiaría la historia de la paleogenética en el país. Después de horas de trabajo meticuloso, Ángeles Tavares y Miriam Bravo vieron aparecer en la pantalla del analizador la palabra que tanto esperaban: positivo. Por primera vez en México, y en todo el mundo para muestras de latitudes tan tropicales, se había extraído exitosamente ADN de mamut. El descubrimiento, publicado en la prestigiosa revista Science, no solo marca un hito científico sino que demuestra la capacidad de la investigación mexicana para realizar estudios de vanguardia con recursos limitados pero con ingenio y dedicación extraordinarios.
El proyecto surgió durante las obras de construcción del Aeropuerto Internacional Felipe Ángeles (AIFA), donde se descubrió el yacimiento de proboscídeos más grande de México con evidencia de al menos 100 individuos de mamut colombino (Mammuthus columbi). A diferencia de los mamuts lanudos de Siberia, estos especímenes tropicales presentaban un desafío único: el ADN antiguo se preserva mucho mejor en climas fríos que en las condiciones templadas del Valle de México. El equipo del Laboratorio Internacional de Investigación sobre el Genoma Humano (LIIGH) de la UNAM, liderado por Federico Sánchez, desarrolló protocolos especializados para muestrear 67 molares de entre 12,000 y 20,000 años de antigüedad. El proceso requirió taladrar cuidadosamente las muelas fosilizadas -algunas del tamaño de una cabeza humana- en un laboratorio montado en las regaderas abandonadas de una base militar, usando trajes especiales para evitar contaminación.
De las 67 muestras analizadas, se obtuvieron 61 genomas mitocondriales completos, casi duplicando el total mundial de genomas de mamut secuenciados. El análisis reveló que los mamuts de Santa Lucía pertenecían a tres linajes distintos, mostrando una estructura poblacional compleja nunca antes documentada en Norteamérica. Los datos genéticos indican que los mamuts colombinos del norte se parecían más a los mamuts lanudos que a sus congéneres del centro de México, sugiriendo que después de la migración inicial, las poblaciones del sur se aislaron genéticamente mientras que las del norte continuaron mezclándose con los lanudos recién llegados. Este hallazgo redefine completamente nuestra comprensión de la historia evolutiva de estos gigantes prehistóricos en América.
Este logro científico, liderado principalmente por estudiantes de licenciatura, no solo enriquece nuestro conocimiento sobre la megafauna prehistórica mexicana sino que establece un precedente para la investigación genómica nacional. Santa Lucía se consolida como una ventana única hacia el pasado megadiverso de México, donde además de mamuts se han encontrado restos de camellos, caballos, perezosos gigantes y bisontes. El éxito de este proyecto demuestra que con determinación y colaboración interdisciplinaria, México puede contribuir significativamente al conocimiento científico global mientras reescribe su propia historia natural desde voces y laboratorios mexicanos.