La tecnología ha transformado radicalmente las dinámicas culturales en México, generando tanto oportunidades como desafíos. Desde la masificación del internet hasta el auge de las redes sociales, la forma en que los mexicanos consumen, producen y comparten contenido cultural ha cambiado drásticamente en las últimas dos décadas.
Un ejemplo evidente es el acceso a plataformas de streaming, que han democratizado el acceso a producciones audiovisuales nacionales e internacionales. Series mexicanas como “Club de Cuervos” o “Narcos: México” han alcanzado audiencias globales, proyectando elementos de la cultura local en un escenario internacional. Al mismo tiempo, las redes sociales han permitido que artistas emergentes difundan su trabajo sin intermediarios, creando una conexión directa con sus públicos.
Sin embargo, la tecnología también presenta desafíos, como la sobreexposición de contenido y la pérdida de interés por las tradiciones locales. La globalización digital puede diluir las expresiones culturales únicas si no se toman medidas para protegerlas y promoverlas en estos espacios.
Para maximizar el impacto positivo, es crucial encontrar un equilibrio entre la adopción de nuevas tecnologías y la preservación de las tradiciones. Fomentar la digitalización de la cultura mexicana, como la creación de archivos digitales de artesanías o festividades, podría ser una vía efectiva para asegurar su relevancia en la era digital.