Cada día la vida nos ofrece una invitación para expresar nuestra forma de pensar, nuestros sentimientos y nuestra realidad. Nos hacemos preguntas, surgen dudas. A veces no encontramos respuestas. Uno de los dones de la libertad es que podemos externar nuestras creencias, ideas y sentimientos. Admirar la belleza, encontrar el amor, la felicidad, trabajar en lo que te gusta, reflexionar y pensar son privilegios que hacen que vivir valga la pena. Tener una moralidad y una ética que en verdad nos permitan ejercer nuestra libertad sin remordimientos y sin atavismos de una vida hueca, para no culpar a otros de nuestros fracasos, son temas de los que escribo y por lo que escribo. También lo hago sobre nuestro País y sobre los temas de política, economía y lo cotidiano, que a veces es lo más importante.
Muchas cosas nos marcan en la vida. Tenemos victorias, alcanzamos logros, vivimos alegrías, pero también llevamos a cuestas derrotas y desilusiones. ¿Por qué duele descubrir que lo que piensas, por lo que trabajas, por el fin que buscas encontrar, a veces no funciona? La escritura me ha dado la forma para tratar de expresar con un cierto grado de claridad, a pesar de mis limitaciones, lo que pienso, lo que siento y lo que quiero. Este ejercicio de escribir produce una sensación agradable, incluso un seductor placer, porque me permite contestarme sobre esas dudas que siempre surgen.
La disciplina de escribir artículos de opinión sobre los temas que me interesan y qué tal vez interesen a alguien más, es algo que me hace sentir bien. Cuando tengo la recompensa de que alguien hace algún comentario sobre lo que escribo, bueno o malo, se abre ante mí un mar de posibilidades que me llevan por diversos caminos, porque me doy cuenta de que alguien comparte mi opinión o alguien más me critica, seguro con causa. De eso se trata. Si escribo de política, mi postura ha ido cambiando con los años hasta convertirme hoy prácticamente en un opositor a todo aquello que desde mi punto de vista, es un factor de atraso, de desigualdad y de injusticia, no son pocas cosas.
Por lo que respecta a los principios que me han guiado, siempre he tenido como un valor fundamental en mi vida la honestidad y la transparencia de mis actos. He creído que podemos construir una mejor sociedad, un mejor país, pero me he topado con la realidad de la corrupción y su barbarie.
Por otro lado, la vida también tiene momentos de tranquilidad para dedicarlos a nuestros gustos y pasatiempos que nos forman una personalidad particular: única. Nuestras aficiones nos marcan de una forma indeleble. Son parte fundamental de nuestro ser. Somos en mucho lo que leemos, lo que comemos, lo que creemos y en lo que nos divertimos.
En la vida hay cosas buenas y cosas malas. Todos hemos hecho algo por lo que nos sentimos orgullosos, pero también cosas que nos apenan e incomodan. Todo ello hace que la vida no sea rutinaria, siempre hay algo verdaderamente inesperado que nos ilusiona y mantiene la esperanza en que algún día, por lo que hemos luchado y trabajado, rinda frutos.
¿Quién no ha enfrentado acontecimientos inesperados que te marcan e influyen con una gran fuerza en lo que sientes y en lo que haces, por lo que vives y para quién vives?. Siempre hay respuesta para muchas cosas, pero no para todo. Uno mismo es la causa de las circunstancias de nuestra vida; uno mismo provoca para sus seres cercanos alegría o sufrimientos, días diáfanos con mucha luz o noches negras, en donde no podemos conciliar el sueño.
Escribir es para mí un placer, un sentimiento que trato de expresar a través de los artículos que sin censura, amablemente me han publicado. Por eso estoy trabajando en una compilación de lo que he escrito en los últimos años, para una vez actualizada, compartirla con ustedes. Veamos que resulta.
Por Carlos Román.
Muy Buenas, las publicaciones, saludos