El Presidente López Obrador ha decidido convertirse en un prohombre que propone una ideología basada en el humanismo. Muy bien por ello. Pero vale la pena preguntarse, ¿qué es el humanismo? Recordemos que el humanismo como ideología política, tiene su sustento en valorar al hombre y a la condición humana como eje fundamental de sus propuestas. Con una fuerte base en las creencias religiosas del cristianismo, nace como corriente política de la iglesia católica para contrarrestar al comunismo marxista.
El humanismo cristiano fue una ideología que surgió como alternativa electoral a los partidos comunistas. Recordemos que el comunismo debía ser producto de la revolución, es decir de la mayor polarización posible entre miembros de una sociedad, hasta alcanzar la confrontación violenta. Pobres contra ricos, Fifís contra chairos, era la dialéctica que necesariamente impondría la dictadura del proletariado, para suprimir la explotación del hombre por el hombre, representada por la propiedad privada, en donde la corrupción juega un papel determinante.
Al desaparecer la Unión Soviética con todo el aparato ideológico y político que implicaba, los partidos comunistas van desapareciendo de la vida electoral en el mundo. La caída del muro arrastró también a los partidos promotores del humanismo cristiano. Lo anterior, como mencionamos, ante la falta de su adversario natural, en este caso el marxismo. Otros espectros y posturas políticas aparecen como la socialdemocracia, el populismo de derecha e izquierda y la añoranza por los fascismos, muy de moda actualmente. Así, la lucha entre el materialismo y el idealismo quedó vacía.
Las discusiones políticas de hoy se encuentran divididas entre las posiciones espiritualistas o creacionistas que se identifican como de derecha y las posiciones científicas, asociadas a la izquierda. Ante el desuso del humanismo cristiano, hoy, la ética es parte fundamental del discurso que ha destacado en el campo de la filosofía política, pero totalmente ausente en nuestra práctica política diaria.
Se debe precisar en qué consiste el “humanismo mexicano”, ante el preocupante nivel de polarización que se está generando en el País. Transformadores vs conservadores no se guardan ningún adjetivo entre ellos. Si una sociedad carece de humanismo es la mexicana. Solo ver los horrores de la violencia que todos los días dan testimonio de nuestra barbarie, nos recuerdan incluso parte de los horrores de las etapas en verdad oscuras de la humanidad, como el holocausto.
El Presidente, ha dado un día sí y otro también, pruebas públicas de su enojo y desprecio por las clases medias, por los llamados intelectuales orgánicos, por los periodistas críticos que exaltan todos los errores, todos los tropiezos del gobierno y como agoreros de la desgracia, vaticinan la peor crisis de la que se tenga memoria para México. Pero la realidad es que si bien hay temas que han empeorado, como la seguridad y la salud, hay otros que no necesariamente van mal, como la inversión extranjera y la paridad del peso.
La llamada prensa crítica, ahora se ha convertido en la oposición que los partidos políticos no representan. Brozo sería un mejor candidato que cualquiera que postule la Alianza Va por México, que por cierto la contramarcha del 27 N revivió.
Y hablando de la contramarcha y el mensaje transmitido en el festejo por los cuatro años del actual gobierno, el Presidente defendió con todo, su derecho a participar directamente en política, haciendo público que no habrá manera de que su movimiento pierda el poder en el 2024. Mientras tanto, los opositores siguen proponiendo mesas de diálogo, sin que sus argumentos realmente tengan eco en los sectores de la sociedad que deberían convencer. Aunque les duela, no veo que ese camino lleve a nada. Me pregunto si es que: ¿no habrá una ruta que pondere con más inteligencia las acciones de una oposición desfondada, corrupta y perdida?
Si la oposición no cambia su estrategia para que en lugar de criticar opte por representar a una parte de la ciudadanía agraviada por el discurso presidencial y no se genere más odio entre nosotros, el actual régimen tiene asegurada una larga vida.