En el marco del Día Internacional de Acción contra la Migraña. Todos aquellos que sufrimos de migraña con regularidad, podemos asegurar que no se trata simplemente de “un dolor de cabeza fuerte”. La migraña, es una afección neurológica compleja, que afecta nuestro sistema nervioso, al causar cambios temporales en las sustancias químicas, los nervios y los vasos sanguíneos.
La migraña es un trastorno de cefalea primaria, con dos subtipos principales: migraña sin aura y migraña con aura[1]. Cada persona experimenta clínicamente y de diferentes maneras, los “ataques” o episodios de esta enfermedad crónica. La duración, intensidad y el dolor varía y puede ir acompañado de síntomas asociados, como fotofobia, fonofobia, osmofobia, náuseas, vómitos y sensibilidad al movimiento[2].
La migraña puede ser severa e incapacitante para quien la padece, durar unas cuantas horas o largos días. Citando textualmente a la Organización Mundial de la Salud (OMS) “Se calcula que la prevalencia mundial de la cefalea (al menos una vez en el último año) en los adultos es de aproximadamente 50%. Entre la mitad y las tres cuartas partes de los adultos de 18 a 65 años han sufrido una cefalea en el último año, y el 30% o más de este grupo ha padecido migraña. La cefalea que se presenta 15 días o más cada mes, afecta de un 1,7% a un 4% de la población adulta del mundo”[3].
Mucho es lo que debe seguirse investigando acerca de esta condición, pues se dice que es de causas multifactoriales, no solo fisiológicas, sino también psico-emocionales.
¿Qué hay de la relación entre la alimentación y la migraña?
En el 2013, investigadores importantes en el tema, Hoffmann y Recober, afirmaron en su revisión, que los alimentos, productos y bebidas son los desencadenantes de migraña más comúnmente reportados. Entre los que destacan: chocolate, queso, nueces, frutas cítricas, carnes procesadas, glutamato monosódico, aspartame, alimentos ricos en grasas saturadas, café (cafeína) y bebidas alcohólicas[4].
Desde la perspectiva nutricia y completamente científica, existen datos limitados, que incluyan buenos ensayos controlados aleatorios, sobre patrones de dieta o desencadenantes, verdaderamente relacionados a la migraña. Esto quiere decir que, se necesita una investigación mayor y profunda, para confirmar el efecto de la dieta en las personas para controlar o mitigar la migraña; y también para saber más acerca de los posibles alimentos y productos que la pueden desencadenar[5].
Como hemos platicado en muchas ocasiones, la clave está en el estilo de vida saludable, para mantenernos en bienestar. Llevar una dieta correcta puede ayudarnos a prevenir/ controlar las migrañas. Consumir alimentos frescos: frutas, verduras, cereales integrales y alimentos de origen animal magros. Junto con ello la buena hidratación, el ejercicio, el esparcimiento y el descanso efectivo, para estar en armonía.
Por Marien Garza, miembro del consejo consultor de nutriólogos de Herbalife Nutrition.
[1] Headache Classification Committee of the International Headache Society (IHS). The International Classification of Headache Disorders, 3rd edition. Cephalalgia. 2018; 38: 1-211.
[2] Lipton RB, Silberstein SD. Episodic and chronic migraine headache: Breaking down barriers to optimal treatment and prevention. Headache. 2015; 55 (Suppl. 2): 103-22.
[3] Cefaleas. OMS, 2021. https://www.who.int/es/news-room/fact-sheets/detail/headache-disorders
[4] Hoffmann J, Recober A. Migraine and triggers: Post hoc ergo propter hoc? Curr Pain Headache Rep. 2013;17:370.
[5] Hindiyeh NA, Zhang N, et al. The Role of Diet and Nutrition in Migraine Triggers and Treatment: A Systematic Literature Review. Headache. 2020 Jul; 60 (7): 1300-16.